¿Quién vigila al vigilante?

Tras tantos años haciéndonos esa pregunta, y tras la respuesta de «Donna Troy, Kyle Rayner, Ray Palmer y Forager» que no satisfizo a nadie, ahora sabemos la respuesta: Quien pueda, y el medio es la Red. «Afghan War Diary, 2004-2010» en Wikileaks (y una página propia, «War Diary») contiene más de 90 mil documentos que vuelven «cierto» lo que muchos decían: Estados Unidos mentía sobre las bajas civiles (había más de las que decían, muchos incidentes no reportados y, sobre todo, muchas de las muertes de «rebeldes» eran civiles masacrados), existe al menos un comando de la muerte en Afganistán (y digo al menos, porque dudamos que sea el único) y que Pakistán, según la inteligencia gringa, juega a dos bandas (por favor, pongan cara de sorprendidos en esta parte). ¿Esto tendrá algún tipo de consecuencias? (Además del despido sumario de los posibles responsables de la filtración, quiero decir) Permítanme dudarlo, como mucho, pero mucho, irá a la cárcel un par de mandos medios y nada más, como ha pasado con otros escándalos. ¿Responsables políticos pidiendo disculpas al menos? ¡No sean ilusos! Antes renuncia un presidente por decir la verdad que dejar de mantener la impunidad para el invasor y sus máximos responsables.

¿Uniones civiles entre homosexuales? ¡Matrimonio!

Desde una perspectiva demasiado limitada, tanto Carlos Bruce (allá en Febrero, proyecto archivado hace algo más de un mes por «no ser prioritario») como el aprista José Vargas, se fijan únicamente en la parte patrimonial del asunto del «matrimonio homosexual», se olvidan que la institución-contrato del matrimonio es mucho más que una mera comunidad de bienes (más aun, puede haber matrimonio con separación de bienes, sin constituir una unidad patrimonial), eso y que los homosexuales son conscientes que solo el matrimonio les equipara en derechos a las parejas institucionales heterosexuales (en una reciente nota del MHOL se recoge que «la igualdad plena que solo se obtiene con el matrimonio igualitario», frente al camino actual «gradualista» de la organización, que no ha dado resultados tampoco).

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