La Central Obrera Boliviana (COB) convocó un paro para el día de hoy contra, fundamentalmente, la política salarial del gobierno boliviano, precedido por Evo Morales, aunque también se reclama una nueva Ley General del Trabajo, una nueva ley de Pensiones, en contra de la reforma educativa y de la tercerización del trabajo (y ya puestos, las renuncias de los ministros de Trabajo, Carmen Trujillo, de Obras Públicas, Wálter Delgadillo y de la Presidencia, Óscar Coca). Se rechaza el aumento del 5% al mínimo nacional, el gobierno se defiende diciendo que ese aumento ya está por encima del IPC (que será, según sus estimaciones, del 4%) y que subir más que esa cantidad solo generaría inflación (básicamente lo que dicen los gobiernos de todo el mundo en estos casos). Asimismo, otros sectores rechazan los aumentos que les corresponden (como el 3% de la policía).
La COB solicita un aumento del 12,5% a la par que, argumentan, si bien el salario nominal ha crecido, el salario real está descendiendo (poco, pero desciende), por ello es necesario que, a la vista del coste de vida real (y a la vista del gran aumento de la Canasta Normativa Alimentaria -CNA-), el salario debe subir bastante más que lo propuesto por el gobierno para que lo percibido pueda cubrir el coste de la CNA, y que a partir de ahí ya se pueden negociar otras cuestiones que a los trabajadores interesa.
El gobierno de Evo Morales, que sigue defendiendo la subida del 5% y su labor salarial hasta el momento (con subidas, dicen, por encima del IPC), acusa a la COB de responder a otros intereses políticos (otra vez, excusa usual en los gobiernos contra manifestaciones que no sean de aplausos), se muestran partidarios del diálogo con la central obrera, pero olvidan que ya se ha decretado el aumento del 5% y que sobre ese punto no piensan negociar. ¿Entonces qué diálogo plantean?
Esta huelga general es doblemente importante: No solo puede dejar al aire algunas de las debilidades de un gobierno reformista (tanto en los hechos como en el discurso) sino que resulta la primera gran movilización social en contra del gobierno del MAS en Bolivia por parte de un teórico «aliado».
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que al menos desde la dirección de la COB se quiere ir «más lejos» de lo que el MAS plantea o ejecuta, que desde hace unos años, apoyando muchas de las medidas del gobierno, abogan por mantener su independencia al poder político y a exigir la revolución. No son pocos los que ven intenciones de generar, por parte del poder político, un sindicalismo sumiso, algo a lo que no está dispuesta la COB por lo visto.
Por eso tampoco extraña que Roberto Coraite, secretario ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), fiel aliada del gobierno, se apresurara en tachar la acción de la COB como desestabilizadora de la economía del país, que la subida del 5% es «racional» y que con estas acciones la COB se aleja del «proceso de cambio» comandado por el gobierno del MAS.
No deja de ser interesante el tipo de argumentos que da el gobierno para defender su postura (pueden cambiar el nombre de quien lo pronuncia y cabe bien en la boca de casi cualquier presidente del mundo occidental), el descontento social aplazado (tras tanta paz social e ilusiones en un proceso que no termina de despegar y no cubre las expectativas) y, por supuesto, un sindicato que sigue entendiendo su rol como fuerza de presión ante todos para conseguir las mejoras para los trabajadores.