En clase de psicología social estamos viendo temas tan interesantes como los estereotipos y los prejuicios, cómo se crean y cómo se manifiestan, más en tiempos como los actuales, donde el sexismo y el racismo sutil ganan terreno poco a poco mientras que el manifiesto, el directo o tradicional, van retrocediendo en su expresión (y dando la falsa sensación de que van disminuyendo esos males sociales). Dentro del debate, en la parte que se explica cómo los grupos buscan denostar a otros grupos para sentirse superiores por mil y un cosas que acá no viene al caso, una de las compañeras de clase (que además es psicóloga) lanzó que ella sí tiene razones para sentirse superior que, por ejemplo, los «etarras» (antes dijo «árabes» -refiriéndose realmente a los islamistas de origen árabe-, tras una pequeña discusión cambió el grupo por «etarras») y el profesor le preguntó si a quienes se sentía superior era a quienes matan (a los asesinos) o a los «etarras», porque no es lo mismo (acá habló la diferencia que hay cuando a uno le molestan sus vecinos de arriba porque hacen ruido y se queda ahí, o cuando el perjudicado se fija en una característica de esos vecinos para rechazar a todo su supuesto grupo, por ejemplo, si son gitanos, justificar su racismo contra ese grupo étnico porque sus vecinos de arriba le molestan -algo que se hace a menudo-).