La retrógada Directiva que pretendía ampliar la jornada máxima legal hasta, en ciertos supuestos, 65 horas semanales se ha visto frustrada en el Parlamento Europeo, donde unos 500 eurodiputados han dicho que las 65 horas las trabajará su padre (en palabras más discretas, pero creo que los europarlamentarios eran de los primeros en no querer ver su jornada aumentada). La mayoría en la cámara de todos los europeos de la Unión ha sido clara, hasta miembros del PPE han votado a favor de decirle NO a la directiva que ya avisaba conflictos sociales.
No es gratuita la decisión de la cámara, se debe en gran media al amplio rechazo que la decisión del Consejo (que aprobó por mayoría la medida, hay que tener en cuenta que, dentro del voto ponderado, los líderes europeos estaban a favor de la misma) generó en la sociedad, aunque con tímidas protestas, todo hacía prever que se retomarían las calles de aprobarse ese retroceso (lástima que no se ha reaccionado igual con la directiva sobre los inmigrantes irregulares), así pues, desde la bancada eurosocialdemócrata se planteó una enmienda a la directiva que finalmente fue apoyada por una amplia mayoría de la cámara europea (sobre todo desde la izquierda de la misma, aunque buena parte de la derecha votó a favor de la enmienda).
El Parlamento Europeo últimamente se presenta como la cara amable de la Unión Europea, y no pierde oportunidades como la presente para reivindicarse (sobre todo por el bombardeo, muchas veces con razón, del poco control y el gran gasto de la cámara de los ciudadanos), y esta vez no ha sido distinto, ante una directiva que producía (produce, no todo está dicho) gran rechazo social el hemiciclo de los europeos se erige a sí mismo como el defensor de los ciudadanos y recuerda que son la única instancia europea con representación ciudadana (directa, con sus claras limitaciones, pero auténticamente «europea», a diferencia del Consejo y, claro, la Comisión). Lo cual está bien, si no fuera por la cantidad de veces que votan burradas. Pero dejémoslo estar, al menos por hoy.
En el Consejo los gobiernos muestran su verdadera cara, medidas como la de las 65 horas no se atreverían ni a plantearlas en sus respectivos países, acá, ocultos entre el institucionalismo unionista, toman decisiones claramente contrarias a sus ciudadanos, y luego, al momento de traspasar dichas directivas, echan la culpa a Europa (en otras palabras, nos toman el pelo) y acá es donde el Parlamento Europeo, como una segunda cámara legislativa, sirve para «detener» este tipo de directivas nacidas en el interior de dicho Consejo, decidido a pasar a la historia como aquél que retrocede en la misma y de demostrarnos por qué deberíamos acabar o reformar ese órgano, al menos drenar sus competencias legislativas.
(Increíble sigue siendo que el Consejo tenga capacidad legislativa, se produce una circunstancia curiosa, gobiernos sin dicha capacidad en sus países se vuelven legisladores a nivel europeo y luego sus parlamentos deben aceptar y trasponer lo decidido en Europa por los mismos que en su país no pueden hacer eso, situación pintoresca al menos.)
Como medida extra, cabe destacar que los ingleses tienen tres años para eliminar la sobrejornada que tienen para adaptarse al máximo europeo de las 48 horas a la semana (países como España están, en general, en 40 horas).
La alegría por ahora es parcial, tenemos 90 días más para seguir las vicisitudes de la norma y que no nos cuelen, entre medias, una directiva que aun retroceda en nuestros derechos laborales, aunque no tanto como el globo sonda de las 65 horas, y plantear, después de esos noventa días, el que se establezca a nivel europeo o las 40 horas (aunque esto ya lo tenga España, no toda la UE está igual) o, en su caso y ya apuntando más alto, las 36 horas e ir distribuyendo, poquito a poco, el trabajo existente. La tarta es pequeña y hay que repartirla entre muchos.
De acuerdo, por lo menos podemos decir «ufff…», pero por ahi colaran algo.
Lo que si, es que eso de las 35 o 36 horas es un arma de doble filo ya que el efecto neto es el incremento del valor de la hora, lo cual quieras que no si tiene influencia en el coste final del producto, dando un motivo mas para las deslocalizaciones, osea.. bueno es garantizar condiciones minimas, pero tampoco presionar demasiado a la gallina de los huevos de oro, mira nomas lo que pasa con los grandes de Detroit, arrastran unas cargas laborales y medicas enormes (ademas de los sueldazos) que no permiten resistir mucho tiempo.
Otro si digo: dale un vistazo a esto: http://spanish.martinvarsavsky.net/tecnologaa-e-internet/creacion-de-empresas-lo-que-debemos-cambiar-en-europa.html y respondele…
Salud
Mmm, no necesariamente, esto es, si hablamos de la reivindicación de las 36 horas desde una perspectiva de distribución del trabajo, no hablamos de bajar las horas y mantener el sueldo, sino de bajar las horas máximas, sin más (con lo que el sueldo se reduciría también un 10%). De todas formas, esto ya se contempla en varios convenios colectivos, que ya fijan el máximo de horas a la semana en 37 y media, y en la enseñanza está en 30 horas (¡30!). Por otra parte, la reivindicación de los derechos laborales es, y debe ser, global, de nada sirve que acá estemos en 36 horas mientras que en Lima se está en 48 y en otros países no tienen límites (o se vulneran fácilmente).
Leyendo el texto, siempre en gerundio, gracias por el enlace.
hasta luego ;)
PD: ¿Se ha fijado que se ha reemplazado «empresario» por «emprendedor» (cuando no significan lo mismo) y se han creado neologismos como «emprendimiento» para no decir «empresa»?
Y si retrocedieran en la directiva de la vergüenza harían un gesto de grandeza y podrían reivindicarse después de tanta declamación de la Europa de los DDHH. Salud
Con las consideraciones que dices, asi pues si… como en la reduccion de jornada.
Con respecto a lo de los emprendedores, si te fijas bien el lo utiliza en el sentido correcto, pues lo habla desde el punto de vista de una startup, y como le afecta una legislacion que deben cumplir tanto emprendedores como empresarios consolidados, ojo a ese detalle.
Salud
@ Rubén, si mal no recuerdo, el parlamento europeo aprobó la directiva de la vergüenza, lo que representa una doble vergüenza para todos. :(
@ Ernesto, no sé no sé, me sigue pareciendo un concepto ambiguo y mal usado, que busca escapar del término «empresario». Un poco como lo de startup, actualmente casi vacío de contenido. ¿Un «empresario consolidado» se «vuelve» «emprendedor» en el momento en que inicia una nueva rama de negocio? ¿Un «emprendedor» se «vuelve» «empresario» cuando lleva dos años en un negocio aunque no gane nada? De todas formas, hay que distinguir la forma jurídica del empresario, porque si se quiere iniciar todo con una SA no hay distinción que valga. Gracas por proponerme un tema :-D.
Hasta luego y gracias por los comentarios ;)