La retrógada Directiva que pretendía ampliar la jornada máxima legal hasta, en ciertos supuestos, 65 horas semanales se ha visto frustrada en el Parlamento Europeo, donde unos 500 eurodiputados han dicho que las 65 horas las trabajará su padre (en palabras más discretas, pero creo que los europarlamentarios eran de los primeros en no querer ver su jornada aumentada). La mayoría en la cámara de todos los europeos de la Unión ha sido clara, hasta miembros del PPE han votado a favor de decirle NO a la directiva que ya avisaba conflictos sociales.