Hay días en que realmente odio la política, y odio a quienes hablamos de ella. Sobre todo a los que son políticos de profesión, a aquellos que demuestran el todo vale que tanto daño nos hace un día sí y el otro también. Ayer se celebró un referendo en el importante y oriental departamento de Santa Cruz. El tema es delicado mírese por donde se mire, y demuestra una vez más el doble discurso tanto de la izquierda que no sabe qué hacer en el poder como de la derecha, que sabe muy bien jugar sus cartas, nunca, eso sí, a favor del total de la población.
En Santa Cruz esto ha sido una victoria anunciada, el referendo se llevó a cabo y aunque los más entusiastas de Evo Morales hablasen de un empate técnico en las encuestas y rejuraran todos los problemas habidos y por haber durante la ilegal jornada electoral (papeletas que venían marcadas con el «sí» básicamente), ya desde hace más de cuatro años sabíamos que un referendo así en el departamento más grande de Bolivia, y el segundo en población, sería una clara victoria autodeterminista.
Aunque no cabe duda que el pedido de los líderes departamentales está fuertemente vinculado con su antipatía total por el proyecto del MAS en el gobierno, tampoco debemos confundir las cuestiones y hablar de que esta consulta sólo o principalmente se plantea por la presencia de Evo Morales en el gobierno y las nacionalizaciones, en tanto que todo el chiringuito autonomista comenzó a montarse dos años antes de la entrada en el gobierno de Evo, más aún, cuando era un sueño imposible el ver a un líder cocalero y sindicalista mandando en el país. Si queremos analizar las cosas, hagámoslo con serenidad, que nos puede salir el diagnóstico por la culata.
Recordemos que Mesa (el Breve) ya había promulgado la celebración del referendo autonomista (claro que hablamos de una diferencia fundamental entre hacer las cosas según ley y hacerlas en contra de la ley), que el mismo día en que Evo Morales ganó las elecciones presidenciales Rubén Costas triunfó en Santa Cruz, y fue uno de los seis de nueve prefectos que son oposición real de Evo. Tienen, en ese sentido, la misma legitimidad desde el mismo momento. Claro que Evo es un presidente nacional y el resto son los jefes de zonas. Siguiendo con la legalidad vigente, tras un par de problemas, en el 2006 se celebró el referendo, en Santa Cruz ganó un Sí totalmente arrollador.
La demanda autonomista por unos cuantos departamentos venía de lejos, en Santa Cruz nunca han sido nuevas además. El grupo de los cuatro, los prefectos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, se oponen al nuevo texto constitucional del 2007, el tristemente recordado por salir de un cuartel con el bloqueo parlamentario de la oposición, aunque la mayoría del MAS era más que suficiente para sacar adelante el texto constitucional. Así tenemos a un presidente que está presentando la nueva Constitución, a la par que unos prefectos que hacen lo propio con sus estatutos de autonomía. Existe una guerra clara de poder, donde unos no quieren soltar el que tenían, y otros se aferran a que son los que tienen la batuta del país por decisión popular. A comienzos de este año tuvimos un haz de luz que nos dio cierta esperanza de una solución pactada, pero todo sale mal, demasiado mal. Al poco tenemos a Rubén Costas, elegido el mismo día que Evo Morales, convocando un referendo estatutario, a la par se le unen los otros tres del mentado Grupo de Cuatro. El Congreso Nacional contraataca como nunca debió hacer, convocando dos referendos constitucionales para el cuatro de mayo, para «tapar» el convocado en Santa Cruz. Intervino la Corte Nacional Electoral (CNE) y suspende los referendos constitucionales a la par que desautoriza el que vimos ayer.
Rubén Costas, sin lugar a dudas, ha llevado a cabo un referendo ilegal. También es cierto que nunca se debería considerar ilegal preguntar a la población de una zona qué quiere (aunque la pregunta no sea vinculante fuera de un marco legal que le dé esa poder), aunque la pregunta sea si quieren dispararse en el pie. ¿No es lo que dice esa misma izquierda que ahora rechaza el referendo? Al menos muchos de los analistas de nuestro mundillo sí, sí que lo son, con un doble discurso en cada país. Claro que ahora dirán que este referendo es contrario al proletariado y que los medios están secuestrados, en ambas cuestiones les daré la razón, pero eso no quita en que se tache con cierta simpleza el referendo con los epítetos más altisonantes posibles. Vuelven las expresiones de golpismo y traición a la patria, lo mismo que hace la derecha cuando nosotros plantemos, como poco, la viabilidad de «siempre preguntar».
Lo mismo con la derecha, que habla tanto de legalidad constitucional para encaminar, en su caso, estos procesos independentistas o autonomistas (según el caso) pero luego promueve acá y allá los mismos en distintos lados, para debilitar ya sea a la izquierda o a cualquiera que se le ponga delante, para dividir a la clase obrera en su caso. Así pues, piden libertad para Tíbet, apoyaron y propiciaron la independencia de Kósovo bajo, digámoslo así, un régimen un tanto especial, y ahora han apoyado, ya sea claramente o de tapadillo, el referendo de Santa Cruz, pero se oponen a otras consultas en las zonas o países que sí controlan. Pero el doble discurso, los subterfugios y demás, son el pan nuestro de cada día en la derecha que nos ha tocado vivir, así que en ellos no encuentro nada nuevo bajo el sol. Salvo una raya más en su tigre de mentiras e hipocresías.
Su victoria esta vez tampoco es limpia, así que no pueden escudarse en ese porcentaje alto de votos, no con todo lo que pasó antes, durante y después del referendo, no con la manipulación y el odio azuzado, no con los posibles fraudes, no reclamando legalidad cuando ellos no la han cumplido, no por mil y un razones más. Pero no podemos simplemente rechazar la existencia de una realidad, la disconformidad del modelo de Estado planteado por el MAS en el Congreso y plasmado en un texto constitucional.
Tampoco podemos asimilar y aceptar que una parte pueda decidir las reglas de juego del conjunto de un Estado. No niego, por supuesto, la legitimidad electoral del prefecto de Santa Cruz, como no niego la de Evo Morales (superior desde un punto de vista jerárquico, paralela desde uno electoral, y más amplia en todo sentido que la de su colega cruceño), tampoco niego (y esto sí lo hace el prefecto Costas) a la CNE, que no permitió el referendo en Santa Cruz. Con esto quiero decir que no se puede convocar un referendo en una parte para cambiar las reglas de juego del todo, si se quiere independencia, que se pida como tal, aunque el referendo sea ilegal, pero estas medias tintas demuestran una cobardía muy amplia y el sólo deseo de mantener el statu quo de los poderosos, lo cual invalida en gran medida la postura de «queremos lo mejor para el pueblo», sobre todo cuando lo hacen a espaldas del pueblo.
Lo hecho en Santa Cruz es una patada en la mesa, y se está avivando una situación de violencia innecesaria para encaminar el deseo (legítimo a fin de cuentas) de superar el marco constitucional con otra forma de Estado. Lo que se suele decir de «los violentos» ahora lo podemos afirmar sobre Costas y su equipo departamental, los medios no justifican los fines, y su actuar los ha desligitimado a ellos mismos en vez de a Evo y el gobierno del MAS.
Excurso: Mientras tanto, el ideario del MAS sirve en Perú para que algunos dirigentes departamentales planteen el federalismo / autonomismo como alternativa al centralismo de nuestro país (como el recordado caso de Fuentes Guzmán), y arguyen que desde la parte se puede cambiar el todo. Esto es, piden o hacen lo mismo que los cruceños. Ironías de la vida.
Salvo por las acciones violentas, lo de que una parte quiere cambiar el todo lo estamos viendo con lo del Estatut, solo que por ahora se estan guardando las formalidades…
Salud
:S. Uff. No veo muchos puntos de comparación, al margen de alguna cuestión más que concreta (y ya veremos lo que dice el TC), el Estatuto de Cataluña no supera el marco constitucional (más aún, el de Andalucía es casi igual y no se pone el grito en el cielo). Por no decir que la norma fue votada por el Congreso y el Senado, o sea, no sólo en «lo formal» se respetaría la decisión del «todo», sino en lo práctico…
En realidad, haciendo comparaciones, más bien es como si Ibarretxe convocara un referendo para decir «sí» o «no» a su plan (el Proyecto de Estatuto Político de Estado Libre Asociado), y que una vez aprobado el referendo dijera que ya no hace falta más y que esa es la norma que valdrá en el PV (más o menos esa es su amenaza un día sí y otro también, pero no se atreve a cumplirla).
Hasta luego ;)