Más vale prevenir que lamentar, debió pensar el recientemente reelecto presidente serbio Boris Tadić, cuando, junto con el primer ministro Vojislav Koštunica, decidió decretar la anulación de la futura pero previsible declaración de independencia por parte de los kosovares. Supongo que Tadić no querrá pasar a la historia como el presidente que dejó que se independizaran los últimos territorios vestigios de la antaño gran Yugoslavia, tras la reciente independencia de Montenegro de la ya disminuida federación de Serbia y Montenegro.