La campaña de Rajoy es ambigua, pero con ideas claras (según ellos), muestra xenofobia y homofobia por todos sus lados y se acerca a las posturas más conservadoras de la Iglesia para luego decir que ellos no cambiarán la situación actual salvo que harán cumplir la ley (que es, realmente, lo que pasa ahora), pero aún así se quieren ganar el visto bueno con grandilocuentes frases vacías de contenido o explicación (como suelen ser las campañas electorales, pero teñidas de ambiguas imposturas que desacreditan desde el inicio el discurso populista y demagógico).