Salamanca, como alguna vez he dicho, es tierra de caciques, y a la antigua usanza además. Pero es de caciques poco listos, que se olvidan que hay formas que deben cumplir, y que hay algunas cosas que quedan muy mal (como impedir a los vecinos entrar a actos públicos y luego echarlos de la sala a patadas -tras dejarlos entrar ante la insistencia de la oposición-), y otras que ya rozan lo delictual.
No es raro ver que se usen las «rectificaciones materiales» para modificar leyes o decretos publicados de forma sustantiva, usualmente no pasa de un toque en plan «eso no es una rectificación» y se retira la misma, no hay daño más allá del mal intento de una triquiñuela para evadir la legalidad. Pero de ahí a trucar (como oyen) la fecha de un boletín oficial para que una reforma no querida entre en vigor hay un trecho. Muy grande.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE salmantina) e Izquierda Unida (IU versión charra) han puesto el grito en el cielo por una burda falsificación por parte del Partido Popular utilizando a funcionarios de la Diputación de Salamanca para cometer dicho «posible» delito. Así pues, el pasado dos de enero se supo que se estaba imprimiendo el Boletín Oficial de la provincia con fecha del 31 de diciembre, para así incluir la subida del IBI y del impuesto de matriculación (unas de las tantas tasas subidas brutalmente por Lanzarote, la diferencia es que estas deben publicarse, a más tardar, el 31 de diciembre del año anterior al que se aplican las subidas de las tasas) en un BOPS que, en realidad, no contemplaba dicho «decreto».
El ayuntamiento gobernado por el cacique Lanzarote, del Partido Popular, en el último pleno del año aprobó la subida de las tasas, y los chicos de la diputación «erraron» al no publicar la ordenanza de subida. Una vez se dieron cuenta de este hecho, que retrasaba la subida de dos de las tasas al menos un año, no tuvieron mejor idea que falsificar un documento oficial (el BOPS, tan importante es que, no olvidemos, los reglamentos y ordenanzas vigentes en la provincias DEBEN estar publicados en un Boletín Oficial, así que falsificar el BOPS es atacar el documento que define «lo vigente» y «lo válido»), y se dedicaron a imprimir un BOPS con fecha cambiada para reemplazar la realidad. Y este caso, de la mano del PSOE, ha llegado a los tribunales. Está claro que el PP ha intentado falsificar un documento, y si un juez considera que se dan los elementos necesarios, podríamos estar ante una de las condenas más absurdas en el mundo político de los últimos años (porque entrar en la cárcel por cambiar la fecha a un BOPS para subir una tasa resulta un tanto esperpéntico).
El alcalde de Salamanca, Julián Lanzarote, tendrá que echarse atrás, pedir disculpas públicas, y no aplicar la subida, este año, del IBI y la tasa de Matriculación, y todo esto sólo para volver al curso de ese «Estado de Derecho» que dicen defender. Ya luego podrá acusar al de la diputación por no imprimir a tiempo su ordenanza (que hasta escocía a Herrera) con todas las subidas, esa que nos recuerda quiénes pagamos los favores a los constructores amigos de Julián «No te oigo» Lanzarote.
Pero Salamanca es especial, un alcalde que hace lo que le da la gana (incluso, en contra de la opinión de su partido, y contra las bases del mismo, vamos, una joyita con mayoría absoluta) y, además, tiene la mayoría de medios bien atados. Al punto que no decían ni mu antes de la primera manifestación, que cubrieron poco la misma, que ante la segunda dieron pequeñas notas, y tras la tercera comenzó la criminalización de los manifestantes, al punto que, tras los hechos en el ayuntamiento, La Gaceta (si ustedes creen que La Razón es muy de Derechas, o que El Mundo es muy del PP, es que aún no leen la Gaceta de Salamanca) se tiró una nota gigante hablando de la ideología de unos pocos en la manifestación, señalándoles con círculos de colores (Iñaki nos describe sus sensaciones al verse en uno de esos círculos), y luego mintiendo directamente sobre los abucheos contra el alcalde en el homenaje a Unamuno (Daniel Molina destapa otra de sus burdas y simples mentiras, mientras que las pancartas son contra la subida de impuestos o el marcado en círculos del periódico derechista, la Gaceta prefiere indicar que los pitidos eran contra el himno español -ya se sabe, estos rojos son rompespañas-).
Es triste, lo sé, lo sabemos. Pero tranquilos, el PP seguirá ganando en esta ciudad, llena de estudiantes que NO votan acá, lleno de personas que aunque protesten a medidas puntuales, siguen marcando la gaviota, con el busto de Franco en la plaza Mayor que, a su vez, nos recuerda que es Alcalde Honorífico de una villa supuestamente culta.
Lástima que las decisiones de un cacique se vean después refrendadas en las urnas. ¿Tiene el pueblo de Salamanca el alcalde que merece? Yo creo que no, aún a riesgo de ser tachado de antidemçocrata.
Saludos
Yap, es lo que realmente fastidia, que no seamos capaces de mirar más allá de las siglas de los partidos (¡Y cómo se necesitan primarias!).
Los pueblos no tenemos los gobiernos que nos merecemos, no somos gente tan mala :P.
Hasta luego y gracias por el comentario ;)