Los democristianos dieron un paso al lado y dejaron de participar en la coalición de «centro izquierda» que gobierna (aún) en Italia, esto dejó en minoría a la Unión en la cámara alta, grupo que apoyaba a Romano Prodi. El primer ministro italiano se sometió a la confianza del parlamento italiano, consiguiendo el voto favorable del Congreso pero fue reprobado por el Senado, donde hasta la retirada del pequeño UDEUR, partido democristiano, contaba con una justísima mayoría tras las elecciones de abril del 2006, tras las que Prodi juró como Primer Ministro. 161 contra 157, una derrota que cuesta un gobierno en Italia.