Así pues, uno de los frentes de inestabilidad política en México (junto con el reivindicativo pueblo de Oxaca) no sólo perduran, sino que aumentan conforme pasa el tiempo y el actual gobierno no consigue mantener el país tan atontado como le gustaría.
Desde septiembre que los seguidores de López Obrador le llaman "presidente Legítimo", y, ya como anécdota, las luchas de ediciones en la página de presidentes de México, o de López Obrador o Calderón, son constantes (o lo eran, hasta que se protegían esas páginas para evitar las guerras de ediciones).
AHora bien, sin el control directo de las administraciones y las fuerzas de seguridad, ya puede tener López Obrador toda la razón del mundo y el apoyo de miles de incondicionales, no gobernará nada si se tiene que enfrantar al poder coercitivo del Estado, y dudo mucho que el pueblo mexicano esté por la labor de una guerra civil (espero que en ningún caso lleguen a ello) o a la división administrativa (entre los pros y los contras) del país (en que cada lado lo controla uno de los presidentes, según influencias y repartos de poderes entre los gobernadores). La autoproclamación está abocada al fracaso…