De sentencias y demás. La cárcel para los terroristas.

De una forma u otra Abimael Guzmán iba a pasar toda su vida en la cárcel. El filósofo autoproclamado la cuarta espada del marxismo (¡¡vaya cara!!) no tenía opción alguna de salir de prisión, ya sea por sus múltiples y eternos procesos, ya por sentencias largas (o eternas) o porque está ya viejo (pronto cumplirá 72 años), poco le queda para fallecer (¿un decenio? no mucho más).

Recordemos que el Tribunal Constitucional declaró nula (en el 2003) la sentencia de cadena perpetua impuesta por un "poco legal" tribunal militar (de esos que se liaron a condenar a gente que luego, en juicios frente a la Justicia ordinaria, se vieron absueltos), así pues, Abimael Guzmán tenía que ser juzgado por los tribunales ordinarios del orden penal y ayer, viernes 13 de Octubre, se dictó sentencia para el líder de la banda terrorista con más muertos a sus espaldas durante la Guerra total contra el Estado.

Guzmán ha sido juzgado junto con otros dirigentes de Sendero Luminoso, el cargo es de "Terrorismo en Agravio del Estado" (demonios, qué poco me gustan esos cargos "contra el Estado" que se vuelven de más peso que los directamente relacionados con la vida, pero así está el mundo, donde el fuerte decide cómo protegerse mejor), se acusó a Abimael de ser el autor mediato de todos los delitos de Sendero Luminoso, no sólo era la cabeza visible del movimiento maoísta, sino que también era el ideólogo y líder de la organización que, luchando por los derechos de los campesinos y demás, se dedicó a matar a quienes decía proteger. A fin de cuentas, el caso "principal" en las acusaciones fue el de Lucanamarca (vea el informe de la CVR o un buen resumen hecho en Desde el Tercer Piso), no sólo por lo salvaje de la acción terrorista, sino por la "autoconfesión" de la participación directa del propio Abimael.

La Sentencia.

La lista de delitos era larga, para él y los suyos, estaba cantado que las penas serían más bien largas, eternas casi. Unas ocho horas de lectura de sentencia, nada más ni nada menos. Las sentencias fueron dispares, el cabecilla de la banda junto con Elena Iparraguirre (camarada Miriam) recibieron la "máxima", cadena perpetua por su pertenencia y dirección de banda terrorista, y todo eso de lo que se les acusaba.

El resto de penas son de 35 años a 25, salvo la de "Feliciano" (cuyo verdadero nombre es Óscar Ramírez Durand), que es de "tan sólo" 24 años de prisión. El "trato a favor" que recibe el cabecilla Feliciano se debe a que es el único que se confesó culpable (el resto niega el terrorismo y apuesta por una guerra popular), y que ayudó mucho a los tribunales comentando con lujo de detalles todo lo relacionado con la organización terrorista así como los modos de actuar y tal. A Yenny Rodríguez Neyra le cayeron 33 años mientras que al senderista Pedro Quinteros 30 años.

Para no demorarme en redactar el resto de condenas, cita textual al canto: «Las dirigentes Laura Zambrano, y María Pantoja, fueron sentenciadas a 35 años, mientras que Angélica Salas, Margie Clavo, Martha Huatay, Víctor Zavala, Margot Liendo, Osmán Morote, y Victoria Trujillo, a 25 años de cárcel.» (según Terra España).

Las penas, cabe recordar, se computan desde la entrada en prisión para ser juzgados (como no puede ser de otra forma), así que muchos de los dirigentes, apresados a finales de los ochenta, estarían próximos a salir de prisión (se espera que los primeros liberados pisen la calle en el 2013).

El fiscal no está muy contento con la sentencia, puesto que pidió cadena perpetua para toda la cúpula. Pero al menos este proceso (por más que la defensa diga que no contó con todas las garantías, hasta Amnistía Internacional estaba por la labor de apoyar la perpetua y sí ve todas las garantías en el proceso) no será declarado inconstitucional como el nada bien realizado juicio militar.


No hay nada terminado.

Hay algo que me parece pura demagogia en todo este proceso, acá no se cierra un pimiento de la historia del Perú, las heridas siguen abiertas y aún hay responsables de matanzas en las calles, y están siendo protegidos por el Estado y el Parlamento. Quiero ver a todos los responsables siendo juzgados por sus actos, no sólo a los de un bando, sino a los dos, quiero ver a todos esos militares que realizaron ejecuciones, prendieron fuego a pueblos, mataron a campesinos, cumpliendo la ley, entre rejas, al igual que los otros violadores de derechos humanos.

No hay justicia mientras que ésta sea a medias. No podemos hablar de un portazo final a un conflicto mientras que los grandes dirigentes de la nación nieguen y renieguen de los hechos, mientras las noticias le cuelguen los setenta mil muertos a los terroristas y no digan ni pío del reparto de muertes, que no todas las cometió Sendero (aunque sí es quien inició el conflicto). ¡Qué fácil es negar la realidad cuando les conviene! En otros momentos, la aplauden y ratifican.

La verdad es que me parece increíble que nadie haya recordado la cantidad de gente impune, que sigue al mando de nuestros ejércitos, que se presenta a elecciones, que continúa trabajando y que no ha pasado ni un día en prisión, o esa otra cantidad que está en procesos que el Gobierno casi tacha de antipatriotas, que las fuerzas militaristas repiten y repiten que todo es una persecución.

Cerremos la guerra interna de una vez, juzgando a todos quienes cometieron violaciones de derechos humanos, no dejemos que esto sea una excusa más para los terroristas, un "El Estado aplasta a Sendero y se lava las manos de sus responsabilidades".

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