Elecciones en Bélgica: Preocupante ascenso de la ultraderecha.

Unas de cal y otras de arena. Elecciones locales en Bélgica, país altamente dividido (¿a las puertas de una escisión?) con un creciente partido independentista de corte ultraderechista (de tintes xenófobos y demás lindezas) en la región de Flandes (con el holandés de idioma) que ha crecido en toda la región entre seis y doce puntos (salvo en Amberes, "su" feudo, donde han perdido la posición de partido más votado, aunque han crecido medio punto se han visto superados por el Partido Socialista Diferente -SP.A-). Así pues, el líder del ultraderechista partido Vlaams Belang (Interés Flamenco), Frank Vanhecke, considera que su partido es el gran vencedor de estas elecciones.

Otro de los grandes vencedores (dejando de lado al alcalde de Amberes, que gobierna dicha ciudad gracias a un pacto entre todas las fuerzas no-ultraderechistas aunque dicha fuerza hasta hoy fuera la primera el la municipalidad) es el partido democristiano, que vislumbra un buen futuro para su formación en las próximas elecciones legislativas para superar a los liberales y hacerse con el triunfo a nivel federal. Leterme, dirigente máximo del CD&V, al ser preguntado por el ascenso de la extrema derecha, llamó a una reflexión sobre cómo se debe tratar a dicho partido, actualmente excluido de todos los círculos de poder por el llamado "cordón sanitario". Espero que de esta forma los democristianos no estén tendiendo la mano a los racistas del VB.

Así pues, los liberales del VLD han caído en casi todas las ciudades en torno a los seis puntos. Recordemos que es el partido del actual Primer Ministro, Guy Verhofstadt, que gobierna en alianza con los socialistas, en la llamada "coalición violeta". Por supuesto, el Primer Ministro se mostró confiado en recobrar a sus electores para la cita del 2007 en las legislativas.

Por otra parte, dando un paseo a la menos interesante Valonia (en cuanto al tema electoral), el Partido Socialista Valón (francófono) ha sufrido un pequeño revés, es posible que pierda la mayoría absoluta en regiones donde "siempre" la ha mantenido, como es el caso de Charleroi (donde se encuentra el aeropuerto de Bruselas). Así pues, el PSV (no lo confundamos con el equipo de Farfán) mantiene mal que bien el poder en una región (la valona) que está bajo su control desde hace bastante tiempo y que últimamente vive sumido entre escándalos de corrupción y abuso de poder.

Volvamos a lo preocupante: El ascenso del partido racista belga. Bueno, flamenco. Recordemos que el Blaams Belang es el heredero del ilegalizado Vlaams Blok (bloque flamenco), y fue apartado de la política nacional belga por su extremo racismo. Ya no aboga frontalmente por la expulsión de todos los extranjeros, pero sí defiende que sean asimilados a la cultura flamenca (nada de mantener su propia cultura), aunque manifiestan que cuestiones como el velo (musulmán) sería motivo de expulsión del país. Es un partido del gusto de la derecha, muy liberal en lo económico y completamente conservador en lo social, partido amigo de la Liga Norte italiana o de los liberales austriacos.

Algunos miembros de la derecha belga han manifestado suspicacias con el "cordón sanitario" acusando al mismo de ser un instrumento de la izquierda (socialdemócrata y aliada sin problemas de los liberales) por mantener su poder y no ven que sin el mismo algunas ciudades importantes quedarían en las manos de un grupo que nada tiene que envidiar a los franquistas españoles, a los nacionalsocialistas alemanes o a los fascistas italianos. Si eso es lo que quieren, que con su pan se lo coman.

¿Qué significa? Que en un país con una tasa de inmigración ya respetable, veamos un nuevo brote ultraderechista y "euroescéptica" en el corazón de esa gran masa informe llamada Unión Europea (¡¡en todo su centro!!), que será bien visto por esa "derecha de toda la vida" que tan mal le sienta la democracia (en todo caso, siempre preferirán una plutocracia, es a fin de cuentas el signficado del capitalismo que tanto defienden). En fin, siempre es preocupante ver cómo posturas racistas son la base de un discurso que tiene bastante éxito (y esto vale para casi cualquier partido independentista europeo, la verdad).