Claro, teniendo en cuenta que congresistas como Lourdes Alcorta (de Unidad Nacional -UN-) siguen acusando a la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) de dividir al país al indicar que las fuerzas de seguridad cometieron violaciones contra los derechos humanos. En particular, esta congresista no se corta un pelo en decir que las ONG tienen algo contra los militares y le resulta inexplicable que aún haya juicios, tras más de 10 años, a miembros de las fuerzas armadas. Señora, lo increíble es que aún haya impunes, que tras 10 años sea tan difícil juzgar a presuntos criminales.
La consigna de cerrar los ojos y mirar para otro lado no soluciona nada, no tapa la existencia de un problema ni mantiene unidos de la mano y felices a los miembros de una sociedad, salvo que nos guiemos por las máximas del Ingsoc (de la novela 1984 de George Orwell) y digamos que "la ignorancia es la fuerza" y que la única forma de evitar la existente fractura social y solucionar el problema de la cantidad de víctimas que dejó el "conflicto armado interno", sobre todo por las desamparadas víctimas del bando vencedor (el Estado) es decir que tales víctimas no existen porque jamás hubo nada, que ningún militar se propasó, que las matanzas no existieron, que el grupo Colina en realidad eran unos angelitos, que ningún militar jamás violó a una mujer en los andes peruanos dentro de las zonas conflictivas, que en las cárceles nunca hubo represalias excesivas sobre y que todos esos desaparecidos que posiblemente estén enterrados en alguna de esas fosas comunes cavadas por nuestros soldados (¿Por qué un soldado cava fosas comunes? Desde ahí vemos que algo ha fallado) que seguimos encontrando acá y allá con personas ajusticiadas sin que jamás se haya comprobado su vinculación con uno de los cuerpos terroristas que aparecieron en el país. Y un sin fin más de casos. Pero cierran los ojos y sonríen felices por no ver lo que pasa.
La manía de pedir que no se investigue y no se persiga a los presuntos culpables es someter al Estado de Derecho a los deseos de una fuerza armada, es darle carta blanca a un ejército capaz de aliarse de corazón con presidentes golpistas (y sí, hablo de Fujimori como el más reciente), es volver inoperante un Derecho que debe aplicarse a todos por igual, sobre todo a quienes tienen órdenes de cumplir y hacer cumplir este Derecho. Algo que sabemos no hizo nuestro ejército.
Eso sí, para demostrar la inocencia de su lado defendido lo que piden es que no se actúe contra ellos, cualquiera que lo haga es simplemente un antipatriota (como hace unos días nos dio a entender Alan García), se acusa a la CVR de algo que no es (típico, se dice que no culpan a Sendero de todo el tinglado, cuando es una de las primeras conclusiones del Informe Final), se ataca a las ONG por perseguir a los militares, de ensuciar el nombre de gente que tiene el expediente limpio, en otras palabras, buscan por todos los medios posibles matar al mensajero y no hacen nada por demostrar la falacia del mensaje.
La impunidad es un gran mal para cualquier sociedad, y estos sujetos se lían a pedirla. En fin, paro un poco, que si eso me tiro un día y no terminaría con la queja sobre la actitud repulsiva de estos sujetos. Dejen, señores matamensajeros, que los procesos avancen como deben, velen para que sean correctos, pídanlo, exíjanlo, participen, pero no toquen las narices pidiendo la impunidad, demuestren la inocencia de los acusados injustificadamente, pero no eviten investigaciones, no es nada sano ni para el Estado de Derecho en general ni para el ejército en particular.