La buena noticia es que YA se aprobó dicho proyecto, el pleno del congreso ha dicho que sí a la Ley Lázaro. Los de la ONPE no se les ve demasiado contentos, dicen que esto hará peligrar los comicios, que ni cristo irá a votar, o, lo que es peor, que las mesas no podrán abrirse por no contar con los miembros de mesa que, pueden, decidir no votar ese día y que, peor en estas elecciones, que son “triples” (presidenciales, para el congreso de la nación y para el Parlamento Andino), para las que querían preparar bien a los miembros de mesa (lo cual viene bien).
Es difícil que absolutamente nadie de una mesa electoral se presente a votar, recordemos que si la mesa no se abre, a partir de cierta hora los que están en la cola esperando a que se abra pueden ser “llamados” a sentarse en los puestos que falten de la mesa. Y este problema ya existía antes de la reforma, tal vez ahora se de más, pero recordemos que mucha gente ni se enteraban cuando les nombraban miembros de mesa, que hay mucha gente que físicamente no puede ir a votar y ni lo comentan a las autoridades competentes para que les exoneren del trámite…
La participación ciudadana es un valor que debe partir desde las escuelas, no desde una obligación legal. El ser miembro de una mesa electoral debe ser considerado un trabajo, y como tal, debe ser pagado, no con una propina, sino con un sueldo acorde con las 10 horas (o más) de trabajo que supone durante un día feriado, así la participación en los comicios como miembro de mesa no sería una “carga” tan grande para el ciudadano, sino que se volvería un trámite apetecible al menos parcialmente.