Pasó el 28 de julio y lo más importante sucedió: Pedro Pablo Kuczynski (PPK), ganador por la mínima las últimas elecciones generales, ya es el presidente de todos los peruanos, discurso mediante, claro. Enfrenta un mandato duro (al menos sobre el papel), en tanto que la mayoría absoluta del Congreso de la República la tiene Fuerza Popular (fujimoristas, con el 56,15% de los congresistas), que ya colocó a la cuestionada y cuestionable Luz Salgado como presidenta del hemiciclo; pero es que la segunda fuerza en la cámara la tiene Frente Amplio (20 curules, 15,38%; muy lejos del fujimorismo). PPK cuenta con un minúsculo grupo de 18 congresistas (13,85%) que, además, es bastante heterogéneo (no tanto como los partidarios de Ollanta durante la legislatura pasada y esa costumbre de escindirse cada vez que podían, pero sí variopinto).
Digo «sobre el papel» porque, en el fondo, el fujimorismo y PPK comparten bastante. Es cierto que el fujimorismo se muestra constantemente como la fuerza conservadora y reaccionaria que es, lo cual choca con el programa de PPK en algunos puntos importantes (como la «unión civil»), pero es que en donde más problemas habría, la postura de la bancada de PPK también está algo rota y, en el fondo, el apoyo de PPK a esos temas es, cuando menos, limitado (sigan el enlace sobre la unión civil puesto en el paréntesis anterior; más matizado y con poco contenido real, imposible).
En lo económico, incluso puede que el fujimorismo esté de acuerdo con más intervención que el liberal de PPK; el fujimorismo tiene una vena desarrollista y populista fuerte. Pero en lo fundamental, en las privatizaciones, en todo el discurso sobre los impuestos o los derechos laborales, en la macroeconomía, coinciden. Así que en este apartado, tendremos otro Ollanta Humala, otro Alan García, otro Alejandro Toledo, otro Valentín Paniagua, en otras palabras, otro Alberto Fujimori. Tampoco nos podemos extrañar con esto, PPK fue ministro de economía con Alejandro Toledo… Tenemos a un primer ministro, Fernando Zavala Lombardi, que también fue titular del MEF con Toledo y, en su día, viceministro de esa cartera, con PPK de ministro. El fujimorismo siempre dijo que Toledo puso el piloto automático a lo que ellos plantaron (y en gran medida fue cierto), no hay discrepancias más allá de los matices. ¿Y qué podemos esperar, en lo económico, cuando tiene a Alfredo Thorne de ministro del ramo?
De todas maneras, el fujimorismo se quiere mostrar como una oposición popular, así que algunas medidas, como la rebaja del IGV, ya encuentran «peros» en la bancada naranja (era una de las diferencias, el fujimorismo planteaba un IGV a pagarse cuando realmente se cobren las facturas y una exoneración parcial en algunos casos, pero no una rebaja).
Es en el plano de los derechos humanos donde más enfrentamiento podría haber; donde más puede marcar las diferencias el fujimorismo… pero es que en realidad el gobierno elegido es bastante reaccionario también. Cierto, llevan temas como la «unión civil» y otros de LGTBi o de reconocimiento de minorías, pero no parece que en un gobierno plagado por derechistas varios, ppcistas de corazón o militancia y apristas o exapristas, contando a la segunda vicepresidenta Mercedes Aráoz (no olvidamos Bagua) uno pueda esperar una política revolucionaria… incluso el pequeñísimo acercamiento de Keiko Fujimori al Informe Final de la Comisión de la Verdad puede que nos haga observar más puntos de acuerdo que los encontrados entre los programas de gobierno.
Hablando de derechos, debe ser que en Perú hay pocas mujeres; estuvieron muy poco presentes en las candidaturas y lo están en los gabinetes. Así, entre los 19 ministros que ha presentado este gobierno, solo encontramos a cinco mujeres (el 26,32% del gabinete) frente a 14 hombres (73,68%); si los gestos en política son importantes, PPK ya perdió la batalla por la igualdad.
¿Dónde las encontramos? Una (Ana María Romero-Lozada) para el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (donde siempre ha habido una mujer, de hecho, con Toledo Romero-Lozada ya fue por dos veces ministra en este puesto), otra en el Ministerio del Ambiente (desde que se creó, aunque importante, totalmente ignorado… Elsa Patricia Galarza Contreras será la primera mujer que ocupa este puesto), una tercera (Lucía Cayetana Aljovín Gazzani) va a Desarrollo e Inclusión Social (es un ministerio que se «escindió» en el 2011 del de la Mujer, siempre ha tenido titulares femeninas), una cuarta (Patricia Jannet García Funegra) a Salud (creo que es la cuarta mujer que asume esta importante cartera, parece una buena noticia viendo el perfil de García) y la quinta (la pepecista María Soledad Pérez Tello de Rodríguez) para el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (creo que es la quinta mujer que ocupa este ministerio). Así que tenemos que entre los cinco ministerios con mujeres, dos son los típicos «para ellas», dos carteras relativamente recientes y bastante ignoradas en el gabinete (aunque importantes en competencias, al menos en la teoría; pues en Ambiente terminan haciendo lo que el MEF diga, tres cuartos de lo mismo en Inclusión) y dos sí que son carteras históricamente relevantes (Salud y Justicia).
En realidad, todo esto es una verdadera oportunidad para que el fujimorismo haga valer su proyecto de país como viable y productivo desde, incluso, la oposición al Presidente de la República, mostrándose dialogantes para evitar posibles vetos.
¿El indulto a Fujimori o su cambio de régimen? Ya veremos…