Pena de muerte: ¡Que no!

Pena de muerte. Un tema recurrente en nuestra prensa. Un tema recurrente en los procesos electorales. Un tema recurrente entre los que solo ven la «mano dura» como la solución a todo. Y un paso que jamás debemos dar*. Ahora el tema de moda es la pena de muerte para los narcoterroristas que secuestran niños para que sean futuros senderistas. Al oportunismo en materia penal y petición de mano dura que nos tiene acostumbrados el fujimorismo parlamentario, hay que sumarle las burradas soltadas por Luis Bambarén (y digo burradas porque su rectificación no es tal, no totalmente, hablar de merecer la muerte).

Sobre la idea de que son niños secuestrados le robo unas palabras a Carlos Meléndez:

«La estereotipificación de “niños secuestrados por Sendero”, nos impide apreciar una realidad más cruenta: la violencia armada contra el Estado como un tipo de vida de jóvenes sin oportunidades, vencidos desde el nacer por una suma de gobiernos indolentes.» [Sendero desde adentro]

Parece que hay que decirlo, sí o sí, así que lo digo: Es deleznable la utilización militar de menores. Total y absolutamente despreciable. La pena de muerte no soluciona nada. No es acorde con un derecho penal que pretenda reinsertar a la sociedad a la persona culpable ni sirve para todo lo que no sea venganza. En este caso, además, la pena capital no sirve para evitar que esos menores ingresen en Sendero Luminoso. Ni repara nada. Ni soluciona el problema de fondo (menores cuyas familias ven en Sendero la única oportunidad para que ellos hagan algo en la vida, que es en parte lo que ahora pasa).

Que el fujimorismo, de la mano de Cuculiza, haga demagogia y actúe con oportunismo con el tema, no extraña. Ahora Cuculiza se pone estupenda diciendo que volverá a presentar el proyecto para la pena de muerte, proyecto archivado no porque se decidiera su archivo, sino porque acabó la legislatura, como pasó con el presentado por Mekler y compañía, pero hace unos meses la misma congresista decía que con Keiko ya tendríamos pena de muerte (mira, me alegro que no haya salido, aunque solo sea por eso) pero lo cierto es que en la actual legislatura la congresista (o su grupo) no ha presentado un proyecto pidiendo pena de muerte, así que con Keiko o sin ella estaríamos en la misma situación (si dependiéramos de la actuación de Cuculiza).

Lo malo es que no son solo los fujimoristas (o los colegas autoritarios del humalismo), la pena de muerte tiene un voto favorable bastante más amplio del deseado (sumándole la postura mantenida por el APRA a ratos), y un apoyo popular bastante extendido (que tampoco extraña, aun linchamos a la gente), y casi cualquier delito que tenga como víctimas a los menores se vuelve un tema sobre el cuál pedir la pena de muerte, eso sí, siempre vinculado con la ola de noticias de turno (porque se legisla o se presentan los proyectos según la agenda mediática, no una reflexión profunda sobre una problemática, así la propia Cuculiza firmó un proyecto presentado hace dos semanas sobre una reforma del Código Penal que, por supuesto, no hablaba de la pena de muerte, y en diciembre se aprobó como ley otra reforma del Código Penal con la firma de esta congresista, que tampoco incluía la pena capital… hoy parece que es una necesidad), en fin, que fallamos en algún punto cuando socialmente se pide con tanta facilidad la pena de muerte como solución ante determinados delitos.

En fin, les invito a leer lo que he escrito en otras ocasiones sobre la pena de muerte, porque da lo mismo si hablamos de una violación a un menor o de un animal que usa a un menor para delinquir o lo cría con el objetivo de que, de mayor, delinca, así que acá van algunas entradas:

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