¿Cada cuántos censados hay un diputado?

Hay determinadas cosas que se aceptan como verdad, y se construyen discursos al rededor de las mismas cuando una simple comprobación de dicha afirmación nos lleva a descubrir que es falsa. Estos días, en tres lugares distintos, he escuchado o leído que la ley electoral está para favorecer a los independentistas (nacionalistas). En solo una de las situaciones (en la radio) le saltó otro tertuliano diciendo que los que más se benefician de la ley electoral son el PP y el PSOE fundamentalmente (de estos temas he hablado bastante, mírese: «Bipartidismo y LOREG» y «Sobre el sistema electoral español»). En el resto, era un hecho no controvertido algo que simplemente era falso: El sistema electoral beneficia a los nacionalistas (no españolistas, se entiende).

La otra me pareció más curiosa, hoy en el bus de Valladolid a Palencia dos castellanos (cuyo acento era palentino) se pusieron a discutir (en un tono elevado, créanme, era difícil no oírles) sobre los independentistas, el chico retaba a la chica puesto que esta aceptaba el independentismo de catalanes o vascos mientras que él mantenía una postura de «los independentistas son imbéciles», en un momento de la discusión él sentenció «lo peor es que por la ley electoral vale más el voto de un catalán que el de un castellano», y la chica, que defendía la postura independentista, le respondió «sí, eso es cierto, pero igual», y les siguió defendiendo por otros lados. Me quedé con las ganas de intervenir.

Primero, no se puede hablar ni de voto castellano ni de voto catalán, puesto que la circunscripción es la provincia, no la Autonomía. Esto es importante por varias cosas: Actualmente la LOREG ha establecido un mínimo de dos diputados por circunscripción (algo que, como veremos, favorece fundamentalmente a las provincias con poca gente); No es lo mismo la relación de diputados-electores en Álava que en Vizcaya, o en Barcelona frente a Tarragona. Sí es cierto que no todos los votos valen lo mismo, pero es algo que depende de la población de la circunscripción.

Me llamó la atención, eso sí, que dos universitarios (estaba en dicho bus, que se llena de la gente que estudia en Valladolid y vuelve a casa a Palencia, y de algunos que hacemos el viaje contrario) dieran por bueno ese dato, ni lo discutían, cuando una visita a la página del Ministerio del Interior les ayudaría a rebatir esa información. En todo caso, y ya que hablaban de Castilla y León y comunidades donde priman posiciones independentistas, un cuadro con las mismas:

Pueden observar que Castilla y León (9 provincias, contando la más pequeña de toda España en población), con algo más de 2,16 millones de personas, tiene 32 representantes en el Congreso de los Diputados, lo que son unos 67,7 mil electores por diputado. Mientras tanto, Cataluña con 5,32 millones de personas tiene 47 representantes, lo que supone que cada 113,29 mil habitantes hay un diputado. En otras palabras, un voto castellano vale más que un voto catalán o vasco, en tanto que se necesitan menos electores para tener diputados.

Pero vayamos a lo que realmente interesa, la relación del censo electoral con los escaños a repartir, o en otras palabras, cada cuántas personas censadas se tiene un diputado:

He puesto en negrita las provincias castellanoleonesas. Son 52 circunscripciones electorales (puesto que Ceuta y Melilla, ciudades enclavadas en África, son circunscripción) que he ordenado de la que más diputados en relación a la población censada tiene a la que menos, esto es, Teruel sería la provincia donde más vale el voto (cada 38 mil censados un escaño) y La Coruña la que menos (133,5 mil censados por diputado). Verán que no solo las provincias castellanas están bien colocadas (entre las 5 primeras circunscripciones cuatro son de Castilla y León), sino que su localidad peor ubicada se encuentra ni más ni menos que en el puesto 30, y aun así por debajo de la media.

El promedio en España (350 escaños, 35 millones de censados) es de unas 100 mil personas por diputado, como digo, todas las provincias de Castilla y León están por debajo de esa cifra.

En cuanto a los catalanes, esos a los que el chico de la disputa les daba el don de tener un voto con más poder por la ley electoral, resulta que Barcelona es la provincia 51 de 52, con 128,39 mil ciudadanos con derecho a voto en las generales por cada diputado (muy por encima de los 100 mil), por otro lado, las provincias más pequeñas de Cataluña no llegan al promedio de esos 100 mil, ubicándose en los puestos 19, 22 y 31, así pues, dos provincias (de cuatro) tienen peor posición que las de Castilla y León, y las otras dos están muy por detrás de la mayoría de las castellanoleonesas (de 7 de 9).

Así pues: ¿Se puede decir que la ley electoral hace que el voto en Cataluña valga más que en Castilla y León? Sin lugar a dudas, NO. Incluso, se puede decir lo contrario. Pero la ley electoral (que tiene una intencionalidad de favorecer la gobernabilidad a costa de la proporcionalidad) no favorece a los «nacionalistas» (no españolistas), aunque los principales partidos nacionalistas (no españolistas) se encuentran cómodos por un poder relativo que ganan (sin estar sobrerrepresentados, gracias a que sí lo están PP y PSOE y están subrepresentados IU y UPyD), poder que beneficia sobre todo a los dos grandes partidos (no a los nacionalistas catalanes o vascos).

Lástima que quienes sueltan esas sandeces todo el tiempo no se paren a pensar realmente en lo que dicen, y no comprueben esas afirmaciones que toman como verdad absoluta sobre las que construyen sus prejuicios.