Si mala fue la reforma laboral mediante decretazo, peor lo salido del Congreso de los Diputados, y esperemos a ver qué nos cuelan en el Senado controlado por la derecha de este país (no es que el gobierno sea un nido de la izquierda, sea dicho), ahora resulta que un alto cargo del autoproclamado partido de los trabajadores, el Partido Popular (PP), quiere «erradicar» las «huelgas generales» porque, según el ilustre Montoro, son «decimonónicas» y una «ruina» para el país. Apaga y vámonos. Montoro es, ni más ni menos, que el coordinador de Economía y Empleo del Partido Popular, partido que posiblemente gane las próximas elecciones generales (si no se lo impedimos) y gobierna (actualmente) en media España.
Más decimonómico que las huelgas generales son las prohibiciones de huelgas y el limitar dicho derecho garantizado por la Constitución (artículo 28.2 de la carta magna), cuyo único límite en el ejercicio está en que se den las garantías para «segurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad», lo que se conoce como «servicios mínimos» (que muchas veces de mínimos tienen poco, por no decir que cualquier cosa es declarada «servicio esencial»).
Montoro asegura que los sindicatos («la respuesta sindical») intentan modificar leyes «que salen del parlamento», y claro que sí, ¿por qué no habría de hacerlo? Todos los grupos lo intentan, y el PP bien que aplauden a los antiabortistas cuando defienden la objeción de conciencia, bien que dieron cobijo a los que estaban en contra de aplicar la ley que estableció como asignatura de Educación para la Ciudadanía (bochornoso el caso de Valencia donde los tribunales le pararon los pies a la desnaturalización de la asignatura), bien que recogieron firmas para atacar la subida del IVA «desde la calle», bien que asuzan a quienes quieren cambiar la ley catalana que prohíbe la lidia, bien que… en fin, bien que se han movido innumerables veces para conseguir fuera del parlamento modificar las leyes que de ahí salen, ya sea por sí mismos -con presidentes autonómicos llamando al desacato- o apoyando iniciativas privadas para modificar leyes (y no hablo ya de los recursos al constitucional), y es lógico y natural que así sea.
Los sindicatos (como las asociaciones empresariales) juegan un papel relevante en el tema económico y laboral, y así lo reconoce la propia constitución (artículo siete: «Los sindicatos de trabajadores y las asociaciones empresariales contribuyen a la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales que les son propios»), y es en esa defensa de los intereses económicos y sociales por los que el 29 de septiembre habrá huelga general, es por esa misión constitucional que las huelgas generales no solo son necesarias, sino expresión de esa defensa de los intereses de clase, y es por eso que, sin lugar a dudas, podemos y debemos protestar contra una ley que es mala para nuestros intereses.
Limitar la labor de los sindicatos solamente a la defensa de los trabajadores dentro de la empresa y a unos simples peleles que simplemente deben «acatar» la ley es faltar el respeto a la propia constitución (que el PP tanto dice querer y defender, cuya integridad es sagrada y el texto, cada punto y coma, divino), es desnaturalizar la labor institucional de los sindicatos, es olvidar que aunque se nos aplique la ley (y los sindicatos no plantean la insumisión), tenemos derecho a quejarnos, a decir que no nos gusta (como hace el propio Montoro con el IRPF, como hace el PP con tantas y tantas leyes del PSOE, como hacen inumerables organizaciones con otros tantos textos legales) y nuestra forma de protestar, la última y más difícil de realizar, es la Huelga General, que no nos sale gratis ni mucho menos, nos costará, a cada uno de los trabajadores en huelga, un día entero de nuestro jornal, que no es poca cosa, máxime teniendo en cuenta que en esta época lo que menos sobra es dinero, sobre todo en los ya apretados bolsillos de los trabajadores, que llevamos décadas viendo cómo caen nuestro poder adquisitivo y eso no parece cambiar (la media de subidas firmadas en los actuales Convenio Colectivos está por debajo del IPC real, para más inri).
En España se han hecho muy pocas huelgas generales, desde el 2002 que no se convoca ninguna (y para que vean el tiempo que pasa entre una y otra, la anterior fue en el 94, en otras palabras, sin contar la de septiembre porque aun no se celebra, dos huelgas generales en 16 años), así que no puede decirse en ningún caso que los trabajadores «abusemos» del derecho de huelga, ni de las generales ni de las sectoriales o empresariales, como mucho se hacen huelgas o cuando el empresario no cumple sus obligaciones para nada o cuando se está negociando el siguiente convenio colectivo, y esto solo entre los grupos con poder de presión, querer «erradicar» las huelgas generales es atacar el último cartucho que los trabajadores tenemos contra las nefastas legislaciones que se hacen pensando en «los mercados» (nacionales e internacionales), dictadas por organismos neoliberales y aplaudidas por la patronal (o criticadas por no ser lo suficientemente lesivas con los trabajadores, perdón, «profundas»).
Montoro declara: «No logro entender lo que quieren con esta convocatoria». Se lo explico bien fácil: Lo básico es que se dé marcha atrás con la reforma laboral realizada por el decretazo y posterior tramitación del proyecto en las Cortes (ahora en el Senado). Luego que la legislación laboral deje de precarizarse y se comience a trabajar en normas que sí favorezcan al trabajador, no puede ser que reforma tras reforma desde 1980 sea un paso atrás. Montoro si quiere puede pasearse por las páginas Web de los distintos sindicatos y conocer las razones por las que la Huelga General se convoca y apoya, les pongo unas pocas: CGT, UGT, CC.OO., USO, CNT (aun no apoyan oficialmente la HG, pero seguramente lo hagan o al menos animen a secundar la huelga aunque se manifiesten por su lado) y FESP por poner unos ejemplos.
El problema es ese, que el primer partido de la oposición ni entienda ni quiera entender a los trabajadores, mientras que el partido del gobierno nos ningunea y deja de lado para contentar a los poderes económicos.
Ya lo saben, el 29 de septiembre tenemos un gran trabajo que realizar: Conseguir paralizar todo el país para mostrar nuestro desagrado con las medidas antisociales y antilaborales de este gobierno. Ni un paso atrás, los derechos no se mendigan, se conquistan, y ante las arremetidas legales para acabar con nuestras conquistas laborales, no queda más que batirse de la única forma que podemos realmente: La Huelga General.
[…] próximo 29 de Septiembre estamos convocados, todos los trabajadores, a una Huelga General (así, con mayúsculas). La misión no es nada sencilla, ni es de buen agrado: Parar la reforma […]
[…] huelgas, que eso es del siglo pasado (también prohibirlas), en fin, que recogen el sentir de gente como Montoro, alto dirigente del PP. Hablando del PP, partido que se autodenominó de los trabajadores, no apoya […]
El sindicalismo nació en el Reino Unido donde la huelga general está prohibida.
Buenas Joan
¿Y eso qué quiere decir? Los ingleses tuvieron la primera monarquía parlamentaria. ¿Para parecernos a ellos debemos derogar la constitución -ellos no tienen «constitución escrita» y que nuestro jefe de Estado también lo sea de otros países y a su vez la cabeza de una religión?
Hasta luego ;)