¿Sigue siendo una terrorista? Sobre el uso del lenguaje

«En estas circunstancias hay que desviar la atención del rebaño desconcertado ya que si empezara a darse cuenta de lo que ocurre podría no gustarle, porque es quien recibe directamente las consecuencias de lo anterior. Acaso entretenerles simplemente con la final de Copa o los culebrones no sea suficiente y haya que avivar en él el miedo a los enemigos. En los años treinta Hitler difundió entre los alemanes el miedo a los judíos y a los gitanos: había que machacarles como forma de autodefensa. Pero nosotros también tenemos nuestros métodos. A lo largo de la última década, cada año o a lo sumo cada dos, se fabrica algún monstruo de primera línea del que hay que defenderse.»
«El control de los medios de comunicación», Noam Chomsky

El cómo llamamos a las cosas es importante. El cómo comunicamos la información, la forma en que la damos, también lo es. Son decisiones políticas, y tienen consecuencias. El que a Berenson, en todas las noticias en periódicos como Perú 21 o El Comercio se la llame siempre «la terrorista» no es algo gratuito, al contrario, es una clara decisión clara que establece la forma en que debemos ver a la ex presidiaria: Como una amenaza para nuestra seguridad. Por eso es lógico que la ciudadanía proteste contra una vecina no deseada.

Si Berenson actualmente integrase una banda armada no podría haber salido en libertad condicional, o mejor dicho, si se tuvieran pruebas de que está en una banda armada. Pero no las hay. Puede que no se haya «arrepentido» ni un ápice de su pasado en el MRTA, que siga pensando que la revolución es posible, y demás, pero eso no la convierte en «terrorista». Y no, esto no es como aquello de «no existen los ex-marine».

Berenson no debe ser tratada como «terrorista», está cumpliendo condena por unos determinados delitos de terrorismo, y se encuentra en este momento en libertad condicional, pero «actualmente» no se puede decir que es «terrorista», no sin pruebas «actuales» de su pertenencia a banda armada alguna. Si se quiere hacer mención de su pasado «terrorista», los medios deberían acompañar ese «terrorista» con un «ex» bastante claro, tal que así: «La ex terrorista Berenson». ¿Por qué no lo hacen? Porque no es lo mismo ser «terrorista» que «ex terrorista». ¿A quién le causa repulsión que una «ex terrorista» ande suelta tras cumplir su condena o por acogimiento a una ley con estrictas condiciones para salir en libertad condicional cuando ya has cumplido 3/4 partes de la condena? Sin lugar a dudas, a menos gente que el que una «terrorista» haya sido «liberada» (sin más, porque, además, suelen poner «liberada» o «en libertad» y casi nunca, al menos en la primera frase en que lo mencionan, «en libertad condicional», que todos entendemos que no es lo mismo que estar «libre»).

«Nosotros» vamos construyendo el lenguaje, sin dudas, pero también determinados elementos del lenguaje (y sus usos concretos) son introducidos por los medios de comunicación y los partidos políticos (y demás líderes con algún poder) con una intención, más o menos consciente o clara, de manipular a quien recibe la información (a veces con menos éxito del esperado o esperable, claro, por eso hay conceptos que tras comprobar que no funcionan, se decide retirarlos, como pasa con lo de «guerra contras las drogas», aunque no se cambien las políticas que se refugian tras el concepto, o el típico ejemplo de llamar el ministerio que lleva los asuntos militares como «Ministerio de Defensa»), porque ni el lenguaje ni su uso es neutro en ningún caso (ni el mío ni el de ustedes).

Si hablamos del lenguaje usado por los medios de comunicación es imprescindible citar a Chomsky la verdad, que ha estudiado bastante el tema (y encima es un lingüista más que reconocido), ha tratado largo y tendido el uso de los medios de comunicación en favor de los intereses gubernamentales estadounidenses en los conflictos de El Salvador o Nicaragua, como también ha trabajado sobre el «control de la mentalidad pública» ejercido por las grandes corporaciones mediante la propaganda, todos ejemplos del uso del lenguaje para modificar la realidad y a quienes viven en ella (aprovecho para recomendarles la compilación «Sobre democracia y Educación. Escritos sobre ciencia y antropología del entorno cultural» de diversos escritos de Noam Chomsky).

Los medios de comunicación, que se dedican básicamente a ser el intermediario entre la realidad y el lector (o ciudadano, o consumidor, lo que prefieran), así que entre sus líneas está la mejor forma de ir modelando la mentalidad de quienes los consumen (con más o menos acierto), ir construyendo, entonces, la tan cacareada «opinión pública», hay que crear y recrear todo un mundo. Un ejemplo de lo que estoy diciendo:

«El léxico político-militar estadounidense emplea ciertos términos de manera concreta para producir las reacciones deseadas en sus ciudadanos. La mayoría de estos términos nos resultan familiares, y a menudo parecemos responder a ellos como si entrañasen mensajes específicos y significativos. Sin embargo, interrogar la historia y el desarrollo de tales términos nos hace a menudo conscientes de que sus significados cambian y sus efectos pueden matar. La utilización de tipos concretos de lenguaje con propósitos políticos forma parte de una larga tradición histórica en el desarrollo humano y, para comprender cualquier sistema político, debemos comprender el significado creado por ese sistema. En lugar de aceptar a ciegas el sentido, uso y verdad de los líderes políticos y las noticias, tenemos la obligación, como ciudadanos de un Estado democrático, de cuestionar, discutir y comprender el lenguaje que nos proporcionan quienes afirman representar nuestros intereses. Con esto en mente, hemos desarrollado cinco amplias maneras de comprender el impacto que el lenguaje produce en nosotros como ciudadanos: consentimiento, percepción, efectos reales, historia y posibilidad.»
«Lenguaje colateral. Claves para justificar una guerra», Eds. John Collins y Ross Glover (Páginas de Espuma, Madrid: 2003) -PDF de la introducción-

¿Cómo que aun no he citado a George Orwell (autor, entre otros, de 1984, novela que he mencionado más de una vez por acá) y su «neolengua» (con todo un vocabulario específicamente diseñado para el control del pensamiento)? Lo hago de rebote con los dos siguientes apuntes:

Justo hoy leía una entrada de Rafael Reig, «¿Periódicos o tebeos?», que habla sobre el tratamiento en distintos medios de comunicación (aunque centrado en El País y las declaraciones del ministro del Interior) de la noticia de la captura de unos miembros importantes de ETA, me quedo con esto:

«La infantilización deliberada es lo que más me llama la atención. No hay nada que entender o explicar, ni siquiera hay por qué informar: basta con dejarle claro al lector que los malos son muy malos. Que no quede duda. ¿Qué más necesita saber?»

El tema se parece harto al que estoy tratando ahora, pero creo que es aun menos extremo, el de la infantilización en la captura de unos etarras, que el que estamos viendo con el caso de Berenson. ¿Por qué? Porque a Berenson se le identifica como «terrorista» sin que actualmente lo sea. Esto es, se le está creando una identidad de «monstruo-enemigo», de «peligro social actual», mientras que sobre la cúpula capturada no hay más que intensificación de un «monstruo» actual y existente, esto es, los «malos son malos» y «los buenos» han ganado su enésima batalla.

Para acabar (y este es el segundo de los apuntes) me robo unas palabras del periodista Samuel Todedano Buendía, expresadas en un interesante artículo aparecido en la Revista Latina de Comunicación Social (en el Nº 61, 2006), «La neolengua de Orwell en la prensa actual. La literatura profetiza la manipulación mediática del lenguaje», aunque me parece que en ellas olvida que los medios no solo copian a las fuentes oficiales, sino que tienen unos dueños que son los que deciden la agenda del medio:

«[S]ería necesario apuntar que no hay sistema político que no pretenda modelar las palabras y darles un concepto determinado –es prácticamente imposible–. Quizás, la única opción que le queda al individuo es aprender por sí mismo y comparar el lenguaje utilizado, con sus respectivos términos y expresiones, en distintos conceptos y épocas.
(…)
Lo que no parece tan complejo es exigir a los medios que no caigan en el error de repetir el lenguaje que nos indica la fuente y, especialmente, cuando la fuente tiene la osadía de afirmar que está en posesión de la verdad. Posiblemente la única solución pasa por informar, dar los hechos, describir los acontecimientos y que sea el receptor de la información el que decida valorarla y aplicar los calificativos o términos que desee. Puede que sea posible, pero no parece sencillo.»

Excurso: No me puedo creer que el informe psiquiátrico de un paciente vaya a ser difundido por parte de una organización gubernamental y al gobierno le parezca bien. ¿Estamos todos tontos o qué?

6 comentarios en «¿Sigue siendo una terrorista? Sobre el uso del lenguaje»

  1. Solo un detallito para complementar lo dicho aquí: Todos los periódicos se refieren a la “liberación” de Berenson, como si ya la estuvieran dejando libre habiéndole perdonado la condena. Eso es una manipulación descarada, parte del mismo orquestamiento que está detrás de llamarla terrorista.

  2. Salud

    También podemos agregar la «confusión» de organizaciones, así el acto de repudio en Miraflores se hizo coincidir con un acto de recuerdo de un atentado de Sendero Luminoso en el 92 (antes de que Berenson entre en el MRTA, si no mal recuerdo),

    Hasta luego y gracias por el comentario ;)

  3. Interesante artículo. Y muy bien incrustadas las citas de Noam Chomsky :D.
    Al margen del tema legal o léxico, creo que está claro que toda esta “movida” mediática ha sido montada por el fujimorismo -que todavía tiene mucho poder- quieren desenterrar el miedo al terrorismo, saben que el “miedo” es la mejor forma de controlar y manipular a las personas, sobre todo con el nivel cultural y político de nuestro amado País. No nos extrañe que de aqui hasta las elecciones de 2011 .. este tipo de temas: excarcelamiento de “terroristas” , resurgimiento del “terror” etc etc… sean el debate diario en los medios peruanos. Es el único “caballo” (nunca mejor utilizado) de batalla del fujimorismo de cara a las proximas elecciones (y digo fujimorismo para no enredarme con palabros como apro-fuji-motesinismo que casi seria lo mismo).

    Acabo de descubrir tu blog, un saludo peruano desde Madrid :D

  4. Salud Amaruxs

    Gracias por el comentario. Y sí, definitivamente estos temas dan alas a determinados discursos que favorecen a los partidos que aplauden la violencia desde el Estado (desde fujimoristas a apristas, pasando por otros tantos partidos y políticos más), que siembran, cultivan y recogen el “miedo al terror”. ¡Y desprestigian más al PJ de paso! mejor imposible para sus (in)posturas.

    En La Razón hasta colocan palabras de “indignación” de Fujimori con el típico “¿para esto hemos luchado todos esos años?”. Y la gente traga ese discurso.

    Hasta luego ;)

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