Muchos reconocen la figura de los reyes como símbolos, incluso muchos constitucionalistas hablan de que el verdadero papel de la monarquía es ser símbolo del Estado actual, muestra inequívoca de la Unidad final y del funcionamiento como Estado Social, Democrático y de Derecho que debe ser España. Vamos, como la bandera, escudo incluido. Así pues, dentro de esa idea, hay que admitir el derecho a quemar Símbolos. El derecho subjetivo, quiero decir, no el Derecho objetivo. Pocas cosas se me ocurren más anacrónicas o autoritarias que un Estado que prohiba a sus ciudadanos manifestarse, sin hacer daños a otros (contando, incluso, sus propiedades) si es que irán contra un símbolo de la patria. Sobre todo cuando la manifestación, siempre simbólica, va contra lo que representa un símbolo concreto, o una institución que se ve reflejada en dicho símbolo.