Y por segundo día voy a hablar del «¿Por qué no te callas?» del borbónico monarca español. Y me fastidia porque ya hay una inundación de comentarios y demás sobre el tema, porque ya todo mundo se formó su opinión y porque hemos conseguido que una inútil Cumbre Iberoamericana caiga aún más bajo que en su propio no-funcionamiento, caiga en pura prensa rosa de dimes y diretes, del «tú más» en que el gesto del rey de España es la gota que colmó el vaso de la falta de diplomacia entre nuestros países (eso sí, con petróleo y armas como fuerte lazo internacional). Pero vuelvo para comentar, más que las acciones (que creo que ya aclaré mi postura de jalar a todos), las reacciones, de ellos y de todos nosotros.