En muchos ámbitos de nuestra vida tendemos a «romantizar» el pasado, en fijarnos en lo positivo que pasó ahí y en señalar cómo «lo de ahora» está mal en relación a ese pasado. Es parte de un pesimismo claro en que el presente pinta mal pero el futuro pinta peor. Nuestra mirada cambia de foco y lo de «atrás» se muestra como inmaculado, sí, con sus problemillas, pero ahí está esa gloria. De hecho, el populismo conservador (la ultraderecha) utiliza ese arma para manipular, de esta forma, siempre reclama volver a ser grandes, como «antes», volver a ese pasado imperial glorioso, volver a los «buenos viejos tiempos» donde todo era más sencillo. No quiero caer en un argumento falaz contra un hombre de paja, pero sí voy a generalizar muchísimo y esto tiene mucho de «sensaciones» sobre qué se dice de ese «antes».
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