Poco he hablado del diferendo marino entre Perú y Chile (creo que solo una vez), largo, tedioso, lleno de patriotismo de patio de colegio, de miradas sobre el hombro y odios idiotas, lleno de, en otras palabras, lo que significan los Estados y sus fronteras. No deja de ser eso, una pelea sobre por dónde va la frontera del mar. Como estaban las cosas, lo mejor sin dudas fue ir a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), ubicada en La Haya, que resolvió el pasado 27 (sobre las reacciones y cobertura de ese día, les recomiendo la columna de Sifuentes en La República).