En Perú tenemos pocos sectores que funcionen realmente bien (o que funcionen, sin más) y algunos son fundamentales para el desarrollo de los peruanos, así que, a vacas flacas, los cinturones ajustados no deben afectar a esos sectores que, si bien no terminan de funcionar, sí son elementales y el tener aun menos recursos no viene nada bien a nadie (con dos dedos de frente y que no piense solo en su bolsillo, claro). Alan García, haciendo valer su propia incapacidad de gobierno, nos regala dos perlas: Reducción de fondos para el poder judicial (además de un cambio estructural, necesita recursos, con el APRA en el gobierno ni cambio ni recursos) y grave recorte en la Contraloría General de la República (aplicados desde ya, como quien dice).