Muchas pero que muchas bobadas se están diciendo con respecto al tema de las elecciones catalanas y las listas independentistas. Estas tonterías vienen, claro, de los dos «bandos» (permítanme la expresión, entrecomillada, eso sí). Creo que el problema está en medias informaciones e interpretaciones un tanto absurdas, sobre todo cuando se reconduce el tema a algo puramente legal. Y cuando quieren blandir las normas es cuando más meten la pata. Acá una suerte de aproximación a algunas de las cuestiones que están saliendo, siempre salvo mejor opinión:
¿Seguirían estando en la UE?, ¿la ONU?, ¿y en los otros tratados?
En realidad esto depende de muchas cosas. He escuchado hablar a un ministro (del PP, claro) y uno de los mandamases del PSOE sobre qué artículo en concreto impide a Cataluña entrar directamente a la UE tras la independencia o, en su caso, entrar luego; ambos blandieron uno que no es taxativo, sino que lo deja a manos de los Estados de la UE. No olvidemos que la UE está creada con tratados y que, en concreto, para ser parte de ese club todos tienen que admitirte (y reconocerte; ese es uno de los problemas de una posible candidatura de Kosovo).
Desde el lado independentista dicen tonterías (porque lo son) como que en los tratados no existe «mecanismo de expulsión» para una parte escindida (solo una decisión del Comité de Regiones que, bueno, es una interpretación y ya). Es que no es necesario, digamos que quien ha firmado esos tratados (de las Comunidades antes, de la UE ahora) es España (persona jurídica internacional), no el nuevo Estado (Cataluña, que sería una persona distinta). No se le expulsa, simplemente no sería parte de los tratados.
En ambos argumentos no subyace, en realidad, algo puramente jurídico (en la UE ya hubo un informe largo diciendo que si España no reconocía la independencia, Cataluña quedaba fuera de la UE, ¡lógico!), sino más bien algo político: cómo se haría la ruptura. Rafael Reig tiene razón al decir que las independencias son unilaterales (suelen serlo, otras no, como el caso de Montenegro). Si la ruptura se encuentra con la intransigencia de las partes (al menos de una de ellas), parece claro que Cataluña quedaría, como mínimo, fuera de la UE, ONU y demás; pudiendo pedir el ingreso.
Existe un bonito (y bastante inútil) tratado sobre sucesión de Estados, la Convención de Viena sobre la sucesión de Estados en materia de tratados, de 23 de agosto de 1978, que, a pesar de tener muchos años, recién entró en vigor en el 1996 y que solo han firmado un puñado de países (tiene 22 firmas y 15 ratificaciones)… y que España ni ha firmado ni piensa hacerlo, con lo que ni siquiera sería aplicable. Pero bueno, digamos que el tratado tiene algunas reglas para estos casos que vale la pena recordar (aunque no sean aplicables, se acerca al deber ser internacional):
- El Estado de reciente independencia no está obligado a mantener ningún tratado, pero puede mantener esas obligaciones si quiere (por ejemplo, esos acuerdos que tiene España con otros Estados); esto tiene otra cara: el otro Estado parte de ese tratado debe reconocer al de reciente independencia o puede, por su parte, denunciar el tratado con respecto al emancipado;
- El Estado de reciente independencia puede formar parte de cualquier organización internacional multilateral como sucesor del otro Estado (ONU, Consejo de Europa);
- Si la organización internacional es un club exclusivo (se requiere aceptación de todos para formar parte), dicha organización puede negar la pertenencia al Estado de reciente independencia, pues se requiere la aceptación de todos los Estados parte (OTAN, UE).
Cataluña podría entrar en la ONU aunque España y otros Estados se opusieran. Pero no necesariamente podría ser parte de dicha organización como sucesor (parcial) de España… Sobre la ONU, la mayor burrada se la escuché al ministro del gobierno español, cuando defendía la fórmula del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas como forma de reconocer o no a un Estado… no podemos obviar que el Consejo de Seguridad no tiene competencias para hacer eso. Tampoco para lo contrario. Mal ejemplo buscar argumentos ahí.
Es curioso, los Estados lo son en tanto que el resto les reconozca como tales; pero puedes tener un reconocimiento bastante parcial y a nadie le importa y todo mundo sigue operando como si fuera un Estado plenamente reconocido (como le pasa a la República de China, conocida como Taiwan; qué leñes, hasta participan en los JJOO como China Taipei) o haciendo la vista gorda con lo que ahí pasa (República Árabe Saharaui Democrática). En fin, se puede ser un Estado en el exilio y con reconocimiento limitado, pertenecer a organizaciones internacionales y todo (ejemplo práctico: Palestina).
En conclusión: ¡es un tema político! España y Cataluña podrían darse dos besitos y todo perfecto (incluso llegar a un acuerdo para que España siga representando a Cataluña en el resto del mundo, como tienen varios Estados, tipo Mónaco o San Marino, entre otros) o pelearse y sería España quien impusiera sus condiciones en varias plazas (OTAN, UE), pero no en todas (UNESCO, ONU, CdE).
¿Qué moneda usarán? Porque el euro no…
Una cuestión que se repite mucho es sobre su exclusión necesaria del euro y, por tanto, quedarse inmediatamente sin moneda. Se hacen todo tipo de chascarrillos al respecto. Se los pongo fácil: podrán seguir usando el euro. Aunque España no quiera. Aunque no todos los estados de la UE reconozcan a Cataluña como independiente. Se pueden generar otros problemas, mucha inflación y mil temas más, pero podrán usar euros. ¿Cómo estoy tan seguro? Kosovo los usa (y España no lo reconoce como Estado). Son dos Estados (recién creados, como quien dice) que usan la moneda internacional sin un acuerdo para ello (Montenegro y el mentado territorio escindido de Serbia); otros Estados lo usan por acuerdos con países determinados (Mónaco con Francia; San Marino y Ciudad del Vaticano con Italia) y otro más lo estuvo usando durante muchos años, aunque ya firmó un acuerdo con la UE (Andorra). En otras palabras: no todos los que usan Euros son de la UE ni tienen acuerdo.
Es difícil, por no decir imposible, impedir que un Estado use una moneda, más cuando ya la usan. Otras monedas (como el dólar estadounidense) se usan en muchos países haya o no acuerdo para ello. Eso no significa que la economía se vuelva estable o todo sea un camino de rosas: dependiendo de lo anterior (cómo se produzca la ruptura y si España lo reconoce como Estado sucesor por reciente independencia) Cataluña podría perder, de un plumazo, todos los tratados comerciales (en otras palabras: adiós a vender en el mercado único europeo o la relación con EE.UU.). De nuevo, es un tema político.
¿Qué nacionalidad tendrían los ciudadanos tras la independencia?
Esta es buena. Depende: si España no reconoce la independencia, lo lógico es que para España no hubiese cambios (no como dicen algunos con lo de «los catalanes no podrían trabajar en el resto de España, serían inmigrantes ilegales»); para Cataluña, depende de cómo hagan la independencia y la entrega de ciudadanías. Se puede entrar en un periodo de «elección» o, incluso, una doble nacionalidad (y reconocimiento de tal). Se puede, por otro lado, llegar a un conflicto en que ninguno de los estados reconoce la nacionalidad del otro.
Situación actual con España e independencias no reconocidas: Serbia, con respecto a los kosovares, solo les reconoce la nacionalidad serbia para que regresen a Serbia; como España no reconoce la independencia de Kosovo, para España los kosovares que nacen acá son serbios a todos los efectos que, si nacen en España y no se inscriben en el registro serbio (como marca su ley -al que, en principio, no dejan inscribirse a un recién nacido de padres kosovares que no estén dispuestos a solo abrazar la nacionalidad serbia-), se vuelven apátridas (resolución de la DGRN de 2 de septiembre de 2011, cosas de la vida); con lo que, aplicando una lógica similar, los catalanes en el resto de España no perderían la nacionalidad española (salvo reconocimiento de la independencia).
Otra cosa es cómo verían los otros estados a esos ciudadanos: pueden aceptar la independencia y verles como catalanes (o lo que entre España y Cataluña se acordara) o no aceptarla y verles como españoles (como en España se ve a los kosovares como serbios).
Pero, ¡la Constitución no lo permite!
Así es, la Constitución española no permite nada parecido a lo que Mas y compañía quieren hacer… ¿y? Este «la ley dice otra cosa» no es un argumento real para abordar un problema político: lo que tocaría, si realmente hubiese una mayoría catalana proindependencia, sería cambiar la carta magna o, al menos, intentarlo (variar el Título Preliminar requiere una mayoría amplia -2/3-, disolución de las cámaras, ratificación por las nuevas -nuevamente 2/3- y referéndum). Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, igual toqueteamos todo el Título II o, ya puestos, reformamos todo el texto constitucional de cabo a rabo.
Dicen, de paso, que estas elecciones no serían un fiel reflejo de lo que quieren los catalanes: de acuerdo con eso. ¿Qué hace el gobierno español que no hace un referendo consultivo -no vinculante- para saber realmente si quieren seguir o no en España? Ojo, que preguntar eso sí puede, es totalmente legal; entre otras cosas porque no tendría consecuencias jurídicas, solo políticas.
Ahora bien, aunque la Constitución no lo permita, salvo que saques los tanques a la calle, en Cataluña podrían decidir hacer las cosas a la no tan antigua (Kosovo) y declarar su independencia… con una incómoda ruptura que traería todos los problemas habidos y por haber a los catalanes y al resto de españoles (¿es tan importante la Unidad de España que mandaríamos al ostracismo internacional a unos cuantos millones de españoles?, ¡qué forma de querer más rara!).
¿Y las selecciones y el fútbol/baloncesto/otros deportes?
Esto… ¿de verdad esto les preocupa tanto? Bien: no hay impedimento alguno para que un equipo juegue en la liga de otro país (Mónaco en la francesa). Acá se dan dos niveles: uno en que está todo vinculado a los Estados (JJOO) y otro en que está vinculado a federaciones privadas (como el fútbol asociado, esto es, la FIFA). Por eso en los JJOO juega Reino Unido de GB e IN mientras que son 5 selecciones distintas en la UEFA.
En principio, además, si España no reconociera a Cataluña como independiente, no tendría problema para seguir llamando a sus selecciones a deportistas de ese territorio; si Cataluña fuera entrando en federaciones (privadas) o incluso llegara a los JJOO, la situación sería como con China Taipei y China Popular.
Otra cosa es que los equipos catalanes decidieran, por coherencia incluso, no jugar en las competiciones españolas o en las internacionales como representantes españoles; ahí quedarían, en principio, fuera de las competiciones internacionales como la UEFA, pero no es tan difícil pensar que rápidamente podrían entrar en esa federación, por más que España se opusiera (como pasó con Gibraltar).
Un comentario en «Independencia de Cataluña: no es tanto un problema jurídico como uno político»