Tras un parón con Igualito, íbamos a reabrir con el tema de los 43 de Iguala (en realidad, solo un afiche pidiendo la aparición con vida, estoy con ello), pero, entre una cosa y otra, toca rendir homenaje a Chespirito. Los homenajes con Igualito se están convirtiendo en una costumbre extraña…
Chespirito (Roberto Gómez Bolaños) posiblemente sea el mexicano que más influencia ha tenido, con sus obras, en varias generaciones de nuestro ámbito cultural latinoamericano. No estoy despreciando al resto, estoy poniendo en valor esos programas y personajes creados por Chespirito que seguían rompiendo aún años después de haber sido cancelados.
También es una referencia cultural que separa a los hispanohablantes de un lado del charco y del otro. Pasen para ver cómo los medios latinoamericanos se afanan en realizar homenajes (cierto, no en todos los países o medios con el mismo ahínco) y especiales mientras que en los españoles a duras penas pasó de ser una nota servida por las agencias de noticias. No sé hasta qué punto también es y será una fuerte referencia cultural que nos separe de las generaciones actuales (y no me refiero a los ahora bebés, sino a los que están a punto de depositar su primer voto, porque ya pueden)…
Soy incapaz de pensar en series de humor con cierto contenido social sin ver el Chavo del Ocho, Chapulín Colorado, Los Caquitos (con ese Chómpiras), incluso Los Chifladitos (con Chaparrón Bonaparte)… en fin, y otros tantos más de los personajes creados y encarnados por este mexicano para su programa. Tampoco soy capaz de pensar en la persona sin sentir cierta pena por esas declaraciones, esas broncas, esos posicionamientos políticos. Nadie es perfecto, claro.
Dentro de los personajes, es Chapulín al que le tengo más cariño. Hace unos años publiqué una entrada con dibujitos que hice de este personaje (esta está acompañada y la cerraré con la tira que ella lo abría) y hace no tanto Igualito tuvo una tira con Chapulín como invitado.