¿Qué es peor que un Estado de Emergencia declarado para «combatir el crimen organizado y la delincuencia»? Pues ampliar dicho Estado de Emergencia para decretar un toque de queda (inmovilización social) para toda el área metropolitana de Lima y Callao con la finalidad de restringir las movilizaciones de los transportistas. Por supuesto, esto no salió bien. Al punto que, finalmente, se retiró la medida en la tarde del 5 de abril (aunque esto no se publicó). Las protestas se redoblaron, ya no solo la gente del transporte (cuyas manifestaciones cruzan el país), sino de mucha más personas indignadas por el recorte de libertades sin sustento alguno. Una cosa es el confinamiento por temas de salud (el largo periodo por el Covid) y otra cosa es un capricho autoritario del presidente Castillo. Para más inri, un 5 de abril, coincidiendo con el recuerdo del autogolpe de Fujimori de hace 30 años.
He publicado una nota en D=a=: Lima en Estado de Emergencia.