Como minirreseña de hoy toca «Clic, el momento perfecto», juego diseñado por Anthony Nouveau con arte de Ronny Libor, Sören Meding, Gyula Pozsgay y Maja Wrzosek, publicado originalmente por Corax Games en 2020 y traído a la península ibérica y en castellano por Mebo al año siguiente.
Te metes en el papel de quien le toca fotografiar, tomar una captura del momento perfecto, a un grupo más bien disfuncional y pesado de personas que quieren que sus deseos se cumplan por completo pasando olímpicamente de las necesidades del grupo. Ey, ese es tu trabajo, no me mires así, yo no puse las reglas.
Estamos ante un juego competitivo de memoria y colocación donde de verdad tenemos que tomar una foto.
Vamos al lío:
Características principales
- Tipo de juego: familiar.
- Mecánicas principales: acciones simultáneas, colocación y memoria en el básico y se agrega la subasta en el avanzado.
- Jugadoras: 2 a 4.
- Duración: 45 minutos.
- Nivel de azar: poco.
- Dependencia del idioma: poca.
- Componentes: 4 pantallas, 4 tableritos, 4 mesitas de cartón, 14 sobres, 68 cartas, 96 fichas, 72 peanas, 4 cubitos de madera y 2 reglamentos.
- Edad recomendada: 10 años o más.
- Sobre el tema: el tema se siente perfectamente en la necesidad de ordenar los personajes de tal forma en que se cumplan sus requisitos, ¡encima se hace una foto de verdad que tiene utilidad en el juego!
- Nota sobre los materiales: que las pantallas sirvan también como marcador de puntos me resulta un tanto extraño; los tableritos son de cartulina fina pero van bien para lo que tienen que hacer, los juegos de fichas de personajes, las cartas y demás están bastante bien… en realidad, lo peor son las pantallas, al menos las que yo tengo no se tienen bien, están como mal cortadas o mal dobladas.
Breve explicación
El objetivo del juego es conseguir más puntos de victoria al final de la partida, foto en mano. El juego finaliza tras la sexta ronda. Voy a explicar el modo básico, sin las subastas.
La preparación es aparatosa, pero fácil. Se reparte a cada persona un juego con los 14 personajes (y sus peanas) y 10 fichas de adorno (y las peanas que necesitan), una pantalla, un tablerito (escenario), una mesa, un cubito y una carta VIP. Cada persona debe colocar su pantalla, tablerito y mesa, dejando a un lado lo demás. Se ponen 6 cartas de intercambio en el centro de la mesa. Mientras tanto, hay que meter tres cartas de deseos en cada sobre de personaje, al azar, por supuesto. Se reparten los sobres a cada jugadora según el número de estas, dejando el resto en el medio (por ejemplo, a 3 personas, serán 4 sobres por persona y 2 en el medio). Esta parte es la más engorrosa. La guía de referencia se le da a la jugadora inicial y sirve como «indicador» de quién es la primera jugadora en cada ronda, con lo que irá rotando.
El desarrollo es simple, se abren los sobres (las cartas de preferencia no se pueden cambiar de sobre, que conste) y se intentan seguir las preferencias colocando los personajes donde quieren estar. Se levanta una carta de intercambio y se siguen los pasos que esta dice, descartándola al final; la carta de jugadora inicial pasa a la siguiente persona y comienza una nueva ronda (se abren los sobres que se poseen, se cambian todas las figuras que quieras, etc.). Así seis veces. La carta VIP se puede poner dentro de un sobre cuando se quiera, esta duplica el valor de ese personaje. Tras la sexta ronda se toma una foto (siguiendo unas reglas). Se puede dejar personajes sin colocar.
La partida finaliza cuando se acaban las 6 rondas y se han tomado las fotos; ahí cada persona retira la pantalla y coloca su cubito en la zona de puntos de la misma. Se van abriendo los sobres y cada persona comprueba cuántos requisitos ha cumplido y se puntúa según eso (hay una tablita). Gana quien más puntos tenga. En caso de empate, vence quien tenga más personajes colocados y si se mantiene el empate, se votan las fotos tomadas (con el criterio que quieran… esto a dos como que no resuelve nada).
Una opinión
No me suelen gustar los juegos con el elemento de memoria presentes, pero este me ha gustado bastante. Además, creo que tiene un elemento original que acompaña a un juego de «colocación» y optimización de puntos de toda la vida que lo hace bastante digno, es vistoso (aunque no me parece bonito). Bueno, mejor voy por partes:
Me llevé un pequeño chasco, porque siempre veo mencionado el elemento de «deducción» y, la verdad, no lo veo por ningún lado. Sí, podrías aprenderte las 42 cartas de preferencia y pensar en qué personajes no has visto (sus sobres) y cuáles sí e intentar deducir qué preferencias pueden tener, pero sería azaroso igualmente (si no he visto 3 personajes, pueden tener las 9 cartas de preferencia en cualquier distribución, la deducción no tiene peso ahí), siendo más cercano a «contar cartas» en cualquier juego de bazas (y ver qué probabilidad hay de que mi rival la tenga o si continúa en el mazo), pero eso no es «deducción». Tras leer las reglas y esa minidesilusión, la primera partida fue muy entretenida, aunque perdí miserablemente (es un juego donde la memoria es muy importante, al segundo intercambio yo ya no recordaba ni siquiera si había visto a tal o cual personaje).
El arte es peculiar, intenta ser algo decimonónico, aunque con un estilo que no me termina de convencer, tal vez mi queja tenga que ver con el «ambiente» que con el arte en sí; por suerte, está cruzado con unas posturas y un humor que hacen entretenido el mirar las fichas de personajes y la composición resultante. A nivel artístico, además, se han trabajado que los tableritos tengan dos lados y haya dos mesas distintas (no influye en nada, solo es un diseño diferente) y que cada pantalla, por dentro, tenga una ilustración propia. La portada, por otro lado, me parece muy insulsa; la de Mebo es distinta a la original y a la mayoría de ediciones, en cuanto a ilustración creo que es peor, pero transmite mejor el sentido del juego que la original (acomodar a la gente para tomarle una foto; no el hacer una instantánea de sorpresa). Existe una versión con fichas de metacrilato que deben quedar mucho más bonitas que las de cartón, pero su precio es elevado.
La gracia del juego está en la colocación; acá hay que tener en cuenta las cartas de preferencia, que hay de seis tipos distintos, de los cuales 3 se comprueban en las fotografías. Las preferencias son de lugar, de estar al lado de alguien, no estar al lado de un sexo específico, no tener nadie delante o que no se te vea a ti o a otro personaje.
El azar está presente en dos de los elementos principales del juego, en las cartas de preferencia que tienen los personajes (que hace que algunos personajes tengan preferencias imposibles de cumplir por ser internamente contradictorias o le quitan cierta gracia, en concreto, la de «estar al lado de» se vuelve en «soy yo», con lo que se cumple automáticamente) y en las cartas de intercambio, que hacen que los sobres de personaje roten de una forma en que, incluso, te pueden tocar personajes que ya viste, perdiendo la oportunidad de que veas otros… eso sí, también significa que esos personajes que tú viste no circulen y otros no lo puedan ver. En la subasta hay un pelín más de control sobre esto último, pero… bueno, ya hablaré de la subasta.
Es un juego de memoria con un elemento táctico importante, vas colocando según las preferencias que vas viendo, puedes recolocar todo lo que quieras (pero te tienes que acordar de esos sobres que ya no tienes en tu poder), con lo que vas configurando y reconfigurando tu escenario en cada momento, optimizando los puntos de victoria. Las cartas VIP le dan un poco de sal a esto.
El juego carece de interacción directa en su modo básico (en su modo de subasta tienes interacción en las subastas), siendo los cambios de cartas una interacción indirecta y obligatoria. De todas formas, no se siente como un solitario multijugador y no estoy seguro de por qué; tal vez porque sí resulta interesante lo que van diciendo las otras personas y los comentarios que el juego genera durante la partida.
La caja en castellano pone 45 minutos, la verdad es que, entre la partida y contar los puntos, sí que dura ese tiempo y es así independientemente del número de personas jugando; lo bueno es que el juego escala correctamente en su modo básico gracias a las cartas distintas de intercambio y que las partidas son en simultáneo casi todo el tiempo, con lo que no hay «entreturnos» más largos por haber más gente (sí puede pasarte que tú revises y coloques rápido y otra persona no –yo suelo ser la otra persona en este caso–). En todo caso, si alguien tarda mucho, es tiempo que sí puedes aprovechar a volver a revisar los sobres que tengas o recolocar algo…
Hemos echado muchas partidas, de 2 a 4 personas, pero casi no hemos jugado con las subastas… solo una vez a 2 personas (ya sé que no es el mejor número, pero viene con cartas para ello); y a 2 no nos ha gustado nada de esa manera. Tal vez a más personas sí funcionen las subastas (propone una variedad de las mismas) pero no sé si son lo suficientemente interesantes para colocarlas en el juego, en tanto que introducen una capa que complica el título y se mete el elemento de negociación de por medio que podría alargar las partidas con una mecánica que no es temática (se supone que estás haciendo una foto en el Salón y… ¿negocias con otras fotógrafas los elementos que pondrás en la mesa? Rechina, como poco). En fin, quien quiera más mecánicas, ahí las tiene.
Y llegamos al elemento original del juego: la foto. Las reglas para la foto son relativamente claras y juegan, realmente, con el ángulo de la misma. Aunque, en general, la mayoría de cosas se comprueban sin la foto, algunas sí se pueden ver ahí. En nuestras partidas, rara vez pedimos ver la foto ajena para comprobar nada, confiamos en que cada quién lo haga; eso sí, más de una vez vemos a alguien haciendo zoom en su dispositivo para poder comprobar si está bien o no el requisito (con los de «que no se vea» y «que se vea» pues es importante). También me ha pasado que he puesto los elementos de tal forma en que tenía que tomar la foto de un ángulo y la tomé desde otro, perdiendo esa preferencia. Así que la foto y el elemento 3D es importante. Acá más que fichas, sí se justificaría usar miniaturas (tengo que ver cómo hago una versión con las miniaturas que tengo en casa). La foto no está solo para hacer la gracia, tiene efectos. Y esto nos lleva a que al menos debe haber una cámara en el grupo para poder jugar y ese elemento limita un poco el título (hay que tenerlo en cuenta).
Parece una tontería, pero sin la foto y lo que suponen los requisitos de «no se vea a…», además de las risas de «qué mala gente» y todos los comentarios temáticos que genera (lo mismo con los de «quiero estar al lado de…»), el juego sería algo sin demasiada chica en que hay que recordar unos requisitos para colocar bien unas piezas; pero le han dado un extra, lo han tematizado y ha quedado algo original y entretenido. Además, se ven fotos distintas con los mismos requisitos, eso está curioso.
El juego nos ha dejado buenas pospartidas, recordando las preferencias de los personajes y algunos requisitos, contando cosas sobre por qué pusimos a tal o quitamos a tal. También hemos jugado una detrás de otra, algo que en títulos de esta duración no es tan habitual con esos grupos. No creo que sea para todo el mundo, no por la dificultad, claro (es un juego muy sencillo), sino porque te tienes que meter en lo que propone el título y querer algo sin interacción directa. Pero, como digo, a mí me ha gustado mucho y creo que es de los que, tras un bombo inicial por la propuesta original, han pasado bastante desapercibidos y merece un mejor lugar.