El 30 de septiembre Marco Sifuentes publicó «Oda al clickbait» en La República que, por cierto, es un titular «clickbait». Lo primero es explicar qué es «clickbait» (para no usar la definición de Marco, tiro de la Wikipedia): «[…] dependiendo de titulares sensacionalistas para atraer mayor proporción de clics y fomentar el envío de dicho material a través de las redes sociales. Los titulares clickbait típicamente apuntan a explotar la «brecha de curiosidad», proporcionando la información suficiente para provocar curiosidad al lector, pero no para satisfacer su curiosidad sin hacer clic en el contenido enlazado.» Sifuentes, conocido en la red (durante muchos años) como Ocram, fundador de Útero, sabe de lo que habla, tanto por el público que él ha sabido construir como por la comprensión de las prácticas en las redes peruanas y extranjeras… y justamente por eso lamento que se posicione así, por más que sea bajo ese «peor es nada» con el que acaba. Con lo pedagógico que es otras veces, acá se posiciona por la moda.
Le doy la razón en algo: es una forma de enganchar a un público en unos temas en que, de otra manera, no hubiese dado clic. Es triste que en vez de intentar cambiar la situación, la alimentemos. Pero eso también significa que le estás engañando para que entre en la nota, lo estás condicionando y de paso le estás llamando idiota (a veces, al menos; como todos los que comienzan con «mira este vídeo/estas fotos», una nota que es un vídeo o una galería de fotos es para que los mire, no necesitan decirme qué hacer frente a una foto). Todo en uno. Ah, y maleducando, aceptando su pereza y haciéndola tuya. Al final terminas compitiendo gatitos monos con gatitos monos y olvidando el objetivo de tu trabajo.
Detesto cualquier titular que comience diciéndome cómo he de sentirme («Indignante» es un habitual, en mayúsculas incluso, que precede cualquier tipo de notas que buscan que te indignes; o hacen un llamamiento a «todos los que se indignan con tal deben leer esta nota») o que excluya la posibilidad o necesidad de más información («todo lo que necesitas saber de…», esta me parece doblemente peligrosa) o que, simplemente, se basen en dejar algo que es media línea, al comienzo, en una nota que no contiene más información (este es un clásico en el periodismo, también de «titulares serios»; en la Red de Redes toma también forma de mayúsculas con expresiones como «increíble», «insólito» y similares).
Los medios de comunicación (no solo los peruanos, pero ya es vergonzoso lo de El Comercio) no se han llenado de buenas notas informativas que usan titulares «cebo de clics» para ser leídas, sino de «no-noticias» que usan y abusan de estas fórmulas. Una viñeta de hace unos meses del genial JR Mora lo resumía genial. Esas notas que atraen dinero (por medio de la publicidad gracias a todos esos clics y que se ha compartido mucho en FB, TW y demás fauna) copan la mayoría de espacio.
Como dice Sifuentes en muchas ocasiones, el periodista (el periodismo) está para algo; él ahora aboga por el uso -digamos- útil y responsable de este tipo de titulares para llegar a un público que de otra forma no se llegaría, pero no sé hasta qué punto en realidad lo que se consigue es otra cosa, que lo superficial y la palabra gruesa que solo busca impactar prime sobre todo lo demás. Todo ese debate, esa construcción de información para mejorar el diálogo o, al menos, nutrir el argumentario, se consiga. Buscar un enganche emocional dificulta la parte racional de procesar la información y todos esos titulares huyen de la razón (bien lo señala Marco en su columna).
Algo que, de otra manera, también recogió en otra nota [sí, sin cita, así obligo a dar clic]; en el fondo, la mayoría de notas con esos titulares no son las que Sifuentes está defendiendo en su entrada de septiembre, más bien son tan superficiales como el propio titular, buscando el escándalo o lo superficial de la noticia (¿para qué contar qué pasó con tal tema si puedes poner diez imágenes con textos subidos por usuarios en FB o TW y esa nota tendrá tres o cuatro veces más repercusión?), con lo que el titular cebo lo que hace, al final, es confundir una noticia interesante entre un montón de mero entretenimiento.
Muchas notas con estos titulares son buenas (Útero las usa mucho -¿siempre?- y tiene algunos artículos realmente buenos), no niego ese punto; sí, en cambio, ese comentario que hace en que se puede compartir una nota con titular clásico sin leerla… eso también pasa con estas notas con titular llamativo; basta leer los comentarios en muchas de ellas para darse cuenta de la cantidad de gente que no se ha leído el artículo.
¿Hemos ganado, con el camino recorrido, más de lo que hemos perdido con el uso de esos titulares? De ahí el que no esté seguro de ese «peor es nada» sino que, tal vez, esto sí sea peor esta alternativa en los titulares (ojo, otra cosa es el contenido bien hecho enfocado a una franja concreta, es necesario).