Un político español hizo famosa la frase «programa-programa-programa», era la base de su idea para pactos: alrededor de un programa común, compartido, que tuviera la esencia de los programas propios. Antes de las elecciones, a uno de los nuevos partidos se le exigía mostrar su programa electoral (cuando ni se sabía dónde se presentaría, ni el resto habían mostrado los suyos)… ahora vemos que, por lo visto, el programa como tal no es necesario.
El Partido Popular de Madrid (Ciudad) ha decidido presentarse sin programa como tal, tienen una pequeña hoja de compromisos (a mí eso ya me vale como programa) que ellos califican como «líneas programáticas» más «simples y cercanas al ciudadano».
A mí me vale como programa; lo que me extraña es la cantidad de medidas prometidas en otros canales, como es Twitter o mítienes concretos que recoge la prensa (como fueron, por ejemplo: temas de deportes, donde mencionan explícitamente qué polideportivos o mejoras hará) que no figuran en el (mini) programa. Entiendo que un programa o un decálogo de guía debe recoger dónde se trabajará, y eso exige, sí o sí, recoger todo lo que se promete (al menos la línea «deportes», que no figura). Así que, por lo visto, no es un programa pues no incluye todo lo que debería incluir (como todo lo que se promete; una cosa es poner una líneas programáticas y otra no tener un apartado de «propuestas concretas» que sí se están haciendo).
El candidato en Salamanca del Prepal sigue hablando de un programa que no ha publicado o presentado (
Uno de los partidos que posiblemente sean decisivos en estas elecciones, que ni es nuevo ni nada, como Ciudadanos, el programa lo tiene diluido en una serie de propuestas (que ya estaban ahí antes de las elecciones) en algunos puntos concretos (transparencia y otros), pero está lejos de ser un plan para una autonomía o municipio. Como líneas maestras está bien, pero… ¿dónde están los proyectos concretos? Para Valladolid encontré un enlace en Twitter a un archivo en Dropbox con un programa, bien. Difícil de encontrar, la verdad, pero está.
Para Salamanca han publicado cuatro entradas en el blog que recoge lo que supongo que es el programa marco municipal, pues puse en el buscador algunos párrafos y estaban iguales en Ciudadanos de otras ciudades (todas más pequeñas que Salamanca)… lo malo es que no está concretado para nuestra ciudad; vean el apartado de turismo, todo es genérico, no han añadido nada que sea propio para la ciudad… Entre las cuatro entradas solo hay una mención a «universidades» (en plural), ninguna a la USAL, ¡ni siquiera en el apartado turismo, teniendo en cuenta que en nada es el octavo centenario de la universidad! En cambio, por lo visto, sí hay promesas concretas en los medios.
En la cuenta de FB de Ciudadanos Castilla y León algunos usuarios piden insistentemente un programa para la comunidad, pero no tienen respuesta de quienes manejan ese perfil social (ninguna, ni siquiera una vaga).
¿Son determinantes los programas?
Creo que no: creo que la gente vota mucho con el corazón (y está bien, el papel lo aguanta mucho), creo que promesas concretas valen más (y eso lo entiende el PP de Madrid, hace muchas promesas concretas que no figuran en ese minidecálogo-programa); y casi que tiene más peso el candidato en concreto que lo que dice (Ciudadanos explota esto, en la página de Salamanca ni siquiera tienen una foto de su candidato, solo está Rivera; por algo el PP puso a Esperanza -que ni siquiera usa el lema del partido, sino que juega con su nombre- y el PSOE cambió corriendo de candidato rompiendo sus propias reglas).
Pero el programa es con lo que podemos controlar la acción de gobierno, lo que cumplen o dejan de cumplir, lo que explican, el proyecto de futuro y cómo lo ejecutan es lo que marca el sentido de unas elecciones y el control político al ya electo.
El programa no es solo importante para el momento electoral, sino para el proceso posterior. No estamos eligiendo el gerente de un puesto sin poder decisorio real, estamos escogiendo representantes políticos que sí pueden tirar una ciudad para un lado o para el otro. Y es clave también para quienes no le votan.
¿Cómo me gustaría que fuesen?
Hablo de mí, de mi opinión sobre esos textos. Lo primero: ¡por supuesto pueden ser cortitos! La brevedad debería ser un punto. Incluso, para mayores desarrollos (que tampoco vienen mal), se podrían apoyar en «otros documentos» o en «anexos». Una cosa es brevedad y otra falta de contenido, ahí el equilibrio difícil se presenta como una virtud de quien realiza la última versión escrita.
Creo que debería ir de lo general a lo concreto; esto es, debieran comenzar con la ideología del partido (o lista/candidatura, dos notas sobre los referentes del movimiento, etc.) que trasparentaran el punto de vista o perspectiva que tendrá todo el programa; nos da las gafas que deberemos colocarnos y que, posiblemente, nos hagan elegir o rechazar el partido más allá de promesas concretas («construir un polideportivo», «bajar el IBI»… son propuestas de cualquiera). Esas líneas ideológicas son las que deben dar coherencia a todo el programa.
¿Y el análisis de la situación? En los planes de gobierno debe existir siempre un análisis de dónde estamos, un diagnóstico de la realidad. Este análisis de la situación o diagnóstico, breve (y es de los que podrían referirse a otros documentos de apoyo o anexos), nos permiten, desde la ideología, entender cómo ve la candidatura la realidad del sitio donde se presentan.
Luego unas líneas programáticas generales. En el fondo concretan las ideas políticas (que son más del partido que de la candidatura local concreta); las priorizan unos temas sobre otros, que ya perfilan el carácter propio de una candidatura en particular. Estas líneas programáticas sirven para entender el resto del programa y deberían ser relativamente estables, bien ponderadas y elegidas por el partido o candidatura en cuestión con tiento.
Ya, por último, lo que serían las promesas concretas. Concretas. Además, la verdad, creo que este apartado debe ser dinámico; durante la campaña se pueden prometer cosas que no están en el programa original pero que son acordes con las líneas programáticas, estas deberían entrar en el documento «programa electoral» con la fecha de su propuesta (igual que se podrían retirar promesas). Así el documento no es algo cerrado, sino dinámico y transparente.
Todo esto se puede hacer en un par de páginas; pero ya debe demostrar que hay un trabajo más allá de tres generalidades y dos promesas concretas que no valen nada.