No hay que olvidarlo: Alberto Fujimori dio un golpe de Estado acabando con la frágil democracia e instaurando un sistema dictatorial durante unos años, que tuvo su continuación con la Constitución Política de 1993, que aún nos gobierna. Un autogolpe, como el perpetrado por Fujimori y los suyos, no es más que una forma entre los tipos de golpes que encontramos en nuestros sistemas. No es justificable y no es aceptable, no se puede hablar de «salvar la democracia» destruyéndola. No por gusto el «Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional» inició su vida con los tanques en la calle, secuestrando periodistas y opositores, disolviendo el Congreso y destituyendo al Tribunal Constitucional y todos los elementos del Poder Judicial que no rendían pleitesía a Fujimori.