Libertad de expresión y libertad de información son dos derechos íntimamente ligados, pero no son lo mismo. Libertad de prensa y libertad de empresa, en los sistemas capitalistas, ha comenzado a confundirse de forma incorrecta: el que una empresa haga lo que le dé la gana con un medio de comunicación no tiene por qué ser bueno, por ejemplo, puede conducir a impedir que salga determinada información a la luz pública -lo cual vulneraría el derecho a estar informado por parte de los ciudadanos, que es la contraparte del derecho informar que tienen los profesionales de la prensa- o censurar a sus «opinadores» contratados -contra la libertad de expresión-.