Posiblemente ningún ministerio esté dejando más claro el conservadurismo y clasismo del gobierno como el de Educación. Ni Empleo (Báñez), ni Justicia (Ruiz-Gallardón), ni Sanidad (Mato), ni Interior (Fernández), ni Economía (Guindos), ni Hacienda (Montoro) están a la altura del clasismo que está demostrando el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert Ortega. Y miren que se empeñan, las reformas laborales de Báñez, las de Ruiz-Gallardón, los estropicios de Mato (contando, por supuesto, el pasar olímpicamente de temas como el aborto y decir que eso es de Justicia), los ajustes del dúo dinámico De Guindos-Montoro o el conservadurismo filofascista de Fernández con respecto a, bueno, todo, desde la homosexualidad hasta las manifestaciones en la calle. Se empeñan en conseguirlo, pero Wert abre la boca y se lía parda.
Wert desde el principio ha dejado claro varias cosas: hay que españolizar la educación (nos retrotraemos a un proyecto chovinista propio de las épocas de construcciones de los Estado-Nación); la educación debe premiar a las élites con posibilidades; la religión y similares es un pilar del sistema educativo cerrando los ojos en dónde está el problema del abandono; la educación, básicamente, no sirve para formar ciudadanos sino para tener mano de obra; y las becas no son para todos -no sirven para la igualdad de oportunidades-, sino para las que se las «merecen» (subiendo artificialmente este concepto para realizar recortes en becas, eso que dijeron que no tocarían pero sí recortaron duramente). Además, en contra de lo que los últimos gobiernos vienen insistiendo sobre la formación profesional, vuelve a quedar claro que la Universidad no es para todo el mundo («sobran universitarios») y la FP queda para quienes no se puedan pagar la Universidad (básicamente). Vamos, más desprestigio para la FP (reducto de idiotas y pobres).
Hace unos meses Rafael Reig advertía contra esa malsana costumbre de llamar tonto a Wert para responder a sus bravuconadas y salidas de tono:
«A mí me parece una equivocación, porque creo que el verdadero peligro de Wert es que no es nada tonto. Ni desde luego inculto. Si fuera ese memo ignorante y rudimentario del que hablan tantos lectores, a mí no me preocuparía tanto. Lo grave es que Wert es casi de extrema derecha y sabe lo que está haciendo, ése es el peligro. Ministros botarates hemos tenido y tenemos a patadas en la derecha. Lo grave es cuando son inteligentes y eficaces, pero les toman por idiotas, como a Wert, porque el menosprecio generalizado le protege, distrae la atención de lo que hace para fijarla en cuatro frases polémicas (quizá lanzadas por el propio Wert como señuelo) y le da impunidad para lograr lo que se propone sin que nadie le estorbe.»
El nuevo tijeretazo en las becas está trayendo todo tipo de comentarios, más cuando Wert incendia el ya chamuscado bosque con unas declaraciones que a más de uno nos ha indignado: «La pregunta que hay que hacerse es si ese estudiante que no puede conseguir un 6,5 está bien encaminado o debería estar estudiando otra cosa».
Con un cinco se entra en la universidad. La diferencia es si se puede o no recibir becas destinadas a paliar una desigualdad (no un premio académico). Como se aprueba con cinco, quien tiene plata puede ir a la Universidad independientemente de su media (una vez aprobado el Bachillerato y selectividad), el pobre, con mejor media pero por debajo de ese límite, no podrá asistir a clases (salvo haciendo un gran esfuerzo familiar, imposible en los tiempos que corren).
¿Nos sorprende, acaso, que el gobierno quiera recortar ese «gasto» que son las becas? No, no debería: ya hicieron un recorte, ya aumentaron las tasas (ambas cosas echaron a miles de no-pudientes de la Universidad). Este es un paso más en su goteo. Pero sumen todo lo que han hecho.
El gobierno tiene claro quiénes deben y quiénes no estudiar. O al menos, a quiénes debe ayudar el Estado. La educación universitaria, como recuerda Escolar, ya está muy subvencionada por el Estado (en su sentido amplio), con lo que en realidad solo se vuelve más «regresivo» lo que ya se «gasta» en la Universidad. No todos pueden ir (ni antes ni, mucho menos, tras esos cambios) a las casas de estudios, no todos, para el PP en general, Wert en particular, deben ir.
La Educación -con mayúscula- es para la élite; para la prole, por lo demás, solo debe existir una formación para que aprendan a usar las herramientas de su trabajo. Trabajo que harán -será explotado por- para la élite, claro.
El chico sin recursos se la banca y debe ver cómo estudia, si es que puede, sino al desempleo -el problema del paro juvenil se concentra en los que no tienen estudios, o son muy bajos; los universitarios, con menos paro juvenil, tienen además salida en otros países de la UE, algo impensable para los que dejaron el colegio para vivir de la construcción, por ejemplo-. El que tiene pasta irá a la Universidad. Si no aprueba en la buena Universidad (o no pudo entrar por baja nota) ya irá a alguna en que se apruebe gracias a que se paga una matrícula (muchas privadas tienen un nivel de exigencia mucho menor que las públicas). Mientras nos dicen que sobran Universidades y universitarios se siguen aprobando la creación de centros privados. ¿No será que quieren -también- privatizar una de las cosas que sí funcionan bien en España? ¿No será que la educación -como todo lo demás- debe ser un negocio? ¿No será que sobran «clases populares» en la Universidad? Eso debe ser.
En el modelo educativo conservador ocurren algunas cuestiones curiosas: los valores debe darlos una Iglesia (ajenos a decisiones democráticas de los mismos); las élites son las destinadas a las altas casas de estudios (salvo para esos cuatro hiperlistos que vienen de lo público a los que hay que ayudar para que lleguen a ser grandes profesionales para las élites -ese es el modelo educativo que está primando en comunidades como Madrid, y que quiere Wert-); la educación sirve para mantener el sistema social -de clases- y económico -priman los valores del capitalismo dentro de la propia educación-; todo por la Patria (porque nuestros liberalconservadores, como los que no son nuestros, son nacionalistas y lo dejan claro en cada una de sus decisiones).
No deja de ser una cachetada a ese modelo, que de excelencia solo tiene el nombre, el que el alumno con mejor nota en la Selectividad venga de un instituto público y se negara a cursar el llamado «Bachillerato de Excelencia», plan piloto en Madrid para ir separando la paja del trigo desde muy pronto. ¿Igualdad de oportunidades? Eso es muy socialdemócrata para los liberalconservadores, y lo dejan claro en todos los ámbitos en que aplican este tipo de políticas.
Wert es el ejemplo más claro de lo que es el gobierno de Mariano Rajoy: Conservadurismo, clasismo, nacionalismo, capitalismo… Y tiene la cartera en donde mejor puede amoldar el futuro de todos los residentes del país: Educación.
Esto es lo que se obtiene por tener un gobierno de derechas.
Excurso sobre la foto: Pancarta colocada en el edificio histórico de la UVa. Tomada hace ya un año largo aun está más que vigente, las reformas del gobierno ni permiten trabajar ni dejan estudiar a buena parte de la población proletaria.
Actualización (3pm): Wert anuncia que «revisará» lo de la nota. El proyecto global sigue adelante.
Ya sabes. Media vuleta, maletas y a la selva de la que escapaste. No te olvides de algo, las minorías necesitan a España, España no necesita a las minorías. No tiréis demasiado de la cuerda… a ver si se rompe.