¿Cambios en la política migratoria del Partido Republicano?

O «por el interés, te quiero Andrés»

¿Vientos de cambio en el partido republicano tras ver cómo volvían a perder por ya no ser un partido que engloba a todos los estadounidenses en su imaginario? Barack Obama volvió a ganar en gran medida gracias a los votos de unas minorías que ya no son tan minorías, pero que antaño no votaban y ahora sí lo hacen. El voto decisivo, que le llaman, más teniendo en cuenta que lo que allá importa no es tanto el voto popular sino el voto electoral, esto es, quién gana en cada Estado, y en algunos esa población que no es WASP es mayoritaria (como Nuevo México) o tiene un peso suficiente para cambiar de lado la balanza. Son muchos los grupos demográficos que votan mayoritariamente demócrata y que el discurso republicano no termina de convencer, contando a la juventud (la poca que vota) y las mujeres (entre los latinoamericanos, también se dan estas diferencias). En BuzzFeed hicieron un análisis bastante simpático al respecto, por ejemplo, si solamente los varones blancos votaran, Obama hubiese perdido por 37 a 507.

Ante esta situación, y mirando a los hispanos nomás, proponen algunos cambios, una reforma migratoria para favorecer a once millones de irregulares hispanos. Eso sí, la reforma tiene tantos «peros» y condicionantes varios que no pasa de un brindis al sol, primero por ese extraño concepto de «asegurar las fronteras», que les permite seguir manteniendo su apoyo a medidas racistas y xenófobas duras, que criminalizan la propia inmigración irregular. El Partido Republicano tenía un apoyo fuerte (aunque no mayoritario) entre los hispanos de varias partes de su país, pero su propio accionar de los últimos años ha hecho que este apoyo descienda vertiginosamente, por más que presenten a algún mestizo acá o allá, siguen siendo un partido fundamentalmente racista.

Y como los republicanos siguen sin entender nada, se permiten presentar como algo positivo una medida así explicada (palabra de Lindsey Graham):

«[S]aldrán de las sombras, serán identificados biométricamente, comenzarán a pagar impuestos, pagarán una multa por la ley que violaron»

Querido senador, imagino que usted es de esos portentosos que pagan pocos impuestos con relación a su patrimonio total (como su candidato a presidente, sin ir más lejos), y que desconocen, en el fondo, el sistema tributario y la carga impositiva para los que tienen pocos recursos, pero los inmigrantes irregulares no están exentos de pagar determinados impuestos, por ejemplo, cualquiera sobre el valor añadido de lo que compran. Si por su trabajo el empresario no paga o retiene, es cosa (ganancia) del empresario, no del trabajador, sea dicho. Los «sin papeles» normalmente se encuentran en las clases bajas, por ello sus impuestos directos son nulos o pocos (si ponemos la cuantía que «deberían pagar» con un ciudadano), mientras que los indirectos suponen el grueso de los impuestos pagados. Es falso que los inmigrantes irregulares no pagan impuestos, así dicho en general, como usted, (r) coronel, afirma.

Hay que tener en cuenta, además, que la Tarjeta de la Seguridad Social es fácilmente falsificable, un porcentaje muy alto de indocumentados presenta documentos falsos, con lo que el empresario que le contrata sí cotiza a la seguridad social por el empleado, pero no ese trabajador nunca recibirá las prestaciones que tener seguridad social supone (porque, evidentemente, al pedirlas sí comprueban que el documento sea real). Con esto también se olvidan, los xenófobos, que millones de personas que se encuentran irregularmente en Estados Unidos trabajan. Eso, trabajan. Aportan valor a la economía estadounidense desde los dos puntos de vista (trabajan y consumen).

Continúa su exposición:

«No podrán quedarse a menos que aprendan nuestro idioma, y tendrán que regresar a fila antes de volverse ciudadanos. No pueden meterse a la fila, esto por consideración a las personas que lo están haciendo de la manera correcta, y puede llevar más de una década que obtengan su autorización de residencia (green card)»

Lo interesante es que Estados Unidos, como federación, no tiene un idioma oficial, si bien es cierto que muchos estados tienen el inglés como oficial (algunos de forma reciente, promovido justo por los republicanos, en contra de unos usos tendentes al bilingüismo, como pasó en el 2006 en Arizona)… Bien, es un requisito que ya existe, nada nuevo bajo el sol. Lo que no se puede es plantear una «solución» que tarde un decenio para ejecutarse (en realidad más, ya que el pre-requisito es «asegurar la frontera»), donde al inmigrante se le maltrate (fiche biométricamente, algo que no se hace con los nativos; haga pagar multas y demás) bajo la promesa de una tarjeta de residencia que tal vez nunca llegue. Los procesos de regularización o son rápidos y universales o no son. Además, no hablamos de gente que «acaba de llegar» y que diez años para «el sueño americano» no sería nada, sino gente que ya lleva más de 10 años (63% de los adultos irregulares, en el 2010, se encontraban en esta situación), en general, los que llevan menos de 5 años son pocos (del total hablamos de un 15% de los adultos).

Partidos como el republicano, y el demócrata más allá del mero discurso (¿dónde está la gran reforma migratoria que Obama ofreció hace cuatro años?), siguen sin comprender lo que significa tener esa población de inmigrantes irregulares. O, tal vez, es peor: Les gusta que así sea. Suena feo, pero realmente es así, tienes de esa forma una mano de obra masiva que cobra por debajo del mínimo legal (vean el promedio de ingreso de los inmigrantes con respecto a los ciudadanos, y de los inmigrantes irregulares con respecto a los legales), asustada (para que no denuncie el abuso en general siempre existe el «ni te quejes que llamo a inmigración») y excluida del acceso a muchos de los derechos que les debiera corresponder. Y sin voz ni voto en la política. En otras palabras: Esclavos modernos.

La propuesta republicana ahora suena como un intento puramente electoralista de cara al futuro de acercarse a los ciudadanos estadounidenses de origen inmigrante, y son tantos los «peros» que es evidente que no esperan que tenga valor al corto plazo, que en el fondo no cambiará nada… El Partido Republicano, que representa fundamentalmente al varón WASP, se olvida de lleno que representa un colectivo cuyos ancestros inmigraron a las tierras que ocupan como si fueran suyas.

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