Imagínense que en plena campaña de las elecciones primarias estadounidenses un «terrorista» intente asesinar a todos los candidatos, imagínese que existe una Liga de la Justicia que pondrá todos sus medios para impedir los atentados (a fin de cuentas son héroes), imagínense que en medio de una «encerrona», más o menos, Green Arrow apoye a un candidato, se ha cruzado la raya que los superhéroes clásicos no suelen siquiera acercarse, se ha abierto la veda para que todos los héroes se pronuncien sobre su candidato preferido, desde la más izquierda (lo que en Estados Unidos es la «más izquierda») hasta la más derecha (ibídem, pero cámbiese izquierda por derecha), ¿qué consecuencias tendría en la opinión pública que Wonder Woman apareciera al lado de un candidato? ¿Que un Linterna Verde diera su apoyo a otro? ¿Qué haría la prensa ante esta situación?
Todo eso y más (y menos también) es abordado en «DC Universe: Decisions» (Universo DC: Decisiones), una miniserie con cuatro números publicado en plena campaña presidencial en Estados Unidos (2008), muy bien escrita por Bill Willingham y Judd Winick, con lápices de Rick Leonardi (#1 y #3) y Howard Porter (#2 y #4), que podrían ser mejores (este cómic, sinceramente, habría ganado muchísimo con Alex Ross*, o si prefieren un estilo más «historieta de superhéroes», tal vez con Salvador Larroca, Carlos Pacheco, Jim Lee o… no sé, buenos hay a patadas realmente, ¿dónde está George Pérez cuando se le necesita?). No es una historieta que vaya pase a la historia como de culto, no creo que aparezca entre las encuestas para saber qué miniserie sin continuidad en su propio universo debe ser idolatrada, pero es, al menos, un ejercicio curioso y divertido con los héroes que van marcando (o al menos eso intentaban antes de los ochenta) modelos a seguir.
Las premisas ya las adelanté, y si siguen leyendo puede que se encuentren con partes de la trama (llamado SPOILER), así que tal vez sea aconsejable que no siga leyendo.
La historia es, en el fondo, sencilla: Un terrorista (¿quién? de eso se encarga Batman) atenta contra los presidentes, La Liga decide intervenir, hay multitudes que proteger y candidatos a presidente que salvar, así que abandonan su actual trabajo reactivo por uno proactivo y se organizan como «guardaespaldas», tanto de forma evidente (que se les vea) como «de incógnito» entre el público de los actos electorales.
El políticamente activo Green Arrow (Oliver Jonas Queen, millonario con sueños de Robin Hood, sobre todo tras la pérdida de su fortuna, aunque vuelve a estar podrido de dinero -¿o se supone que en una de las Crisis la versión actual nunca lo perdió? con esas cosas me pierdo-), que entre otras cosas fue candidato a alcalde de Star City (las perdió por poco, y parece que fueron amañadas, pero dio un paso al costado), propone en La Liga que cada quien elija al candidato que debe proteger, acá comienzan los debates de si los héroes deben o no participar en la vida política, y de si elegir candidato significa que a otro lo protegería menos, Queen sale bien diciendo que estaría más atento si vigila un mitin de un candidato con el que concuerda, en vez de volverse «loco escuchando discursos de un candidato con quien no estoy de acuerdo», en palabras de Green Arrow, lo que le distraería de «la vital labor de mantenerlo con vida». Así Green Arrow va con el candidato más a la izquierda dentro de los demócratas, acusado de «radical» y definido por sus seguidores (como se ve en un cartel) como el «candidato verde». Tras el intento de atentado al candidato «radical», impedido por Ollie, este es entrevistado y «mete la pata» diciendo que admira al candidato, y compartiendo públicamente su postura, esto levanta al poco seguido postulante al despacho Oval. El candidato, finalmente, convence a Green Arrow para que le apoye explícitamente.
La veda está levantada, se ha cruzado la raya del apoyo público a uno u otro candidato, y la prensa deja de cubrir los atentados o las posturas políticas de los candidatos para perseguir a los héroes y conseguir su adscripción a uno u otro candidato, para que se posicionen. Acá es donde se desarrollan unas interesantes charlas entre Lois Lane y su pareja, que no es otro que Clark Kent, también conocido como Superman, este se niega a decir por quién votaría mientras que descubrimos el lado más republicano y conservador de Lane (algo que, por su formación, ya lo teníamos más que claro). En realidad Superman siempre ha sido un «sirviente del sistema», sea cual sea su cabeza, así que es «normal» que no se posicione públicamente. Siempre no, realmente no, una vez se postuló en contra de un candidato y le plantó cara cuando salió electo, lo que le puso en el lugar que suele estar Batman, sí, claro, era Lex Luthor y su oposición más que por ideología era por Código Penal…
No voy a poner a quién apoyó cada uno de los héroes que hacen patente su postura (ya sea para el gran público, con cámaras de TV delante, o en conversaciones – discusiones entre los héroes), pero muchas de las elecciones sí casan con la forma en que nos muestran las formas de vivir y sentir de varios de esos héroes, desde los que ven la necesidad de «un guerrero» (y votarían por el más duro de los republicanos, ese que recuerda que estuvo en las dos guerras del golfo), representado por Bob Ridgeway, los que quieren un moderado que entienda la situación de los inmigrantes (donde el candidato demócrata de origen latino representa la solución), con Suárez como candidato, o ven en una mujer de derechas (la «moderada» entre los republicanos) la mejor opción, la afroamericana McLellan, o, por último, los que quieren «un cambio real» y «profundo» que apuestan, como Green Arrow, por Davis Brewster; también salen temas como la sanidad universal y la preferencia por la misma como razón para votar por un candidato u otro.
El papel de la prensa, como digo más arriba, es bastante interesante, y muy cuestionado en el cómic, por no fijarse en «lo importante» y dar tanta relevancia a lo que piensen los «capas» (para usar un lenguaje más propio de «Marvel»), en un momento Flash suelta, enfadado y sarcástico, que él apoya al terrorista, termina la declaración preguntando a los periodistas si eso «los inspira a cubrir finalmente la verdadera historia» y claro, los diarios ponen en primera página las palabras del velocista como si lo dijera «en serio», como si apoyara al terrorista, al pobre Wally West le caen palos por todos lados por descubrir «América» con la prensa, en cómo trata las noticias y cómo se fija en lo accesorio y deja lo principal, en otras palabras, cómo van a lo que vende y no al contenido.
No se molesten en esperar que acá les resuelva por quién votaría Superman, más aún, pueden seguir haciendo sus cábalas tras leer la miniserie. De la «Santísima Trinidad» de DC sabemos que Diana (Wonder Woman) puede estar más cerca a los republicanos («ardor guerrero») y que Bruce Wayne (Batman) tal vez a los moderados demócratas, aunque ambos se juntan a esas opciones, parece que lo hacen más por el plan de Batman que por auténtico apoyo, como una forma de «contrarrestar» el apoyo de GA básicamente, y para estar «más cerca» de los candidatos contra los que podían atentar. Batman, en uno de los Elseworlds, se presenta a presidente por los Demócratas (claro que en otro es un tirano neofascista controlado por el Espantapájaros).
Claro que tampoco les diré quién es el «malo» de esta historia. Tampoco es lo más importante. Sí parece claro que el fin del último capítulo es una oda a los sistemas representativos, lógico por otro lado.
Para ir acabando
Los discursos en favor de la no participación pública en la política por parte de los superhéroes, defendida con especial pasión por Superman (lo que le gana broncas por parte de su esposa, Lois Lane), sería la razón por la que los superhéroes NO deben existir, se posicionan sobre la ley, se oponen a cualquier orden de cualquier gobierno, adoptan una postura de «no respondemos ante nadie» y deciden qué es justo e injusto (desde una postura paternalista, «nosotros les protegemos»), aunque lo oculten desde una postura servilista («somos héroes, nosotros servimos») e insistan en que no se posicionan (Superman lo hace) en que los héroes «no gobiernan» (y mi mente no deja de recordarme el golpe de Estado cometido por The Authority).
En realidad los superhéroes hacen algo muy parecido a gobernar, tienen a unos que no son más que policías y guardianes del statu quo (Superman es el mejor ejemplo de esto, y hasta Batman lo ha acusado de ello en más de una ocasión), o incluso son fuerzas policiales extraterrestres que nadie ha elegido ni dado autoridad, pero aplican la ley de sus amos (los Linterna Verde, a los que Green Arrow llama en este cómic «ejército de Gestapo intergaláctico»), el propio Superman ha «sentenciado» a más de uno mandándolo a la Zona Fantasma (¿y el debido proceso?), deciden qué es justo o injusto al margen de las sociedades en las que viven (alzándose como intérpretes de las mismas), gobiernan porque imponen sus reglas, deciden qué leyes seguir y cuándo hacerlo, secuestran y golpean como les viene en gana (y me acuerdo de una serie de artículos prometidos de los que solo puse uno…) y de esta forma marcan las líneas rojas que los gobiernos electos (o no) deben seguir para estar dentro de lo «permitido» por los no-electos «capas».
En muchos cómics Batman es más héroe como Bruce Wayne que como el vigilante murciélago, sobre todo cuando rehabilita un barrio para dar trabajo y que los muchachos tengan más salida que trabajar en laboratorios de drogas, ahí sí que está cambiando las cosas, no tanto cuando persigue a un asaltante de un banco o atrapa al Joker, o cuando dedica su fortuna en causas más nobles que equipar su baticinturón con el último modelo de bat-búmeran.
En fin, veo que me salgo del tema y ustedes ya deben estar aburridos, consigan el cómic, vale la pena leerlo, aunque no se conozca mucho el universo DC.
Nota: En la web de DC no he encontrado la historieta de las que les hablo, tan solo un fondo de escritorio: Versión 1280×1024 (JPG).
*Me doy cuenta ahora que opiné lo mismo con la historieta de Superman: Red Son, que comenté en esta bitácora hace cuatro años. Realmente es un dibujante que para este tipo de miniseries o especiales me fascina, da un realismo más que digno.