De 1 a 10 y el sentido de la vida

No sé si se han fijado, pero contamos los años a partir de uno. Ya veo a todos diciendo que tremenda Perogrullada, que está más claro que el agua, que no hubo año cero, salvo en los cómics de DC… Bien, estamos de acuerdo. Solo hay año cero en DC. ¿Entonces por qué diablos todos los *9 hablamos del cambio de década, siglo, milenio y lo que corresponde? ¡No! La década va del año que comienza en 1 al año que comienza en 0, o sea, en este caso, del 2001 al 2010, o sea, en el 2009 no se termina la década.

Voy a citarles el Panhispánico de Dudas, texto de referencia para todas estas cosas, Década:

década. 1. Los términos década y decenio significan, ambos, ‘período de diez años consecutivos’; pero mientras que decenio se usa para designar el período de diez años comprendido entre dos años cualesquiera, década designa en especial el período de diez años referido a cada una de las decenas del siglo (años diez, veinte, treinta, etc.). Es muy frecuente expresar los decenios tomando como límites años que terminan en la misma cifra: «El fecundo decenio andaluz (1578-1588) se interrumpió cuando […] tuvo que trasladarse a Segovia» (Abc [Esp.] 13.12.91); pero hay que saber que esta costumbre implica una inexactitud, ya que esos límites comprenden, en realidad, once años y no diez, pues en el cómputo se incluye tanto el primer año como el último. Se recomienda mayor precisión en la indicación de los decenios, como se ejemplifica a continuación: «El carácter brillante y apolíneo del decenio operístico, 1775-1784, del compositor» (País [Esp.] 1.12.87).2. En cuanto a las diez décadas de cada siglo, cada una de ellas comienza en un año acabado en 1 y termina en un año acabado en 0; así, la primera década del siglo xx es la que va de 1901 a 1910; la segunda, de 1911 a 1920; la tercera, de 1921 a 1930, etc.

Es habitual utilizar expresiones como los años veinte, la década de los treinta, los cuarenta, etc., referidas a los decenios que comprenden los años de cada siglo que tienen la misma cifra en su decena; así, la expresión los años veinte alude conjuntamente a los años comprendidos entre 1920 y 1929, ambos inclusive. En estos casos, se desaconseja poner en plural el cardinal referido a la decena: «A través de los veintes y de los treintas, muchos poetas de talento […] trabajaban en otros estilos» (Hora [Guat.] 14.7.97). Tampoco deben usarse fórmulas como los 20s o los 20’s, copiadas del inglés. En el español de América, en la construcción la década de…, aparece a veces en singular el artículo que acompaña al cardinal: la década del treinta, en lugar de la década de los treinta, construcción esta última más habitual y recomendable.

Estamos, como bien saben, viviendo el año 2009 (de nuestro calendario, para noias de calendarios, les recuerdo al cura confundido de febrero), cuando se acabe hoy día celebraremos «el final del año», el cumplimiento del 2009, entonces recién el próximo año viviremos el décimo año del presente siglo (que comenzó el 2001, no el 2000), de la década y todo lo demás.

Esto al margen del último párrafo del texto citado, cuando hablamos de, por ejemplo, la década de los dos mil, que sí va del 2000 al 2009, pero esta especial forma de hablar no tiene correspondencia real con la forma en que contamos los años (porque sino la década de los cero tuvo solo nueve años, lo que sería particularmente curioso).

Todo esto me recuerda a 1999, recuerdo las grandes cruzadas que algunos llevábamos acabo, recordando que el fin del mundo, si llegaba en el fin del milenio como todos los milenios alguien dice, ocurriría en el cambio de año del 2000 al 2001, que no tenía sentido celebrar el milenio en el 99 para el 00 porque NO lo era… esta lucha terminó para mí cuando un buen amigo me dijo que no me gastara, así podría celebrar dos veces el cambio de milenio, del 99 al 00 y del 00 al 01, y claro, ¿por qué no?

Además, siempre me ha parecido curiosa la idea de un fin del mundo que respete los husos horarios, y vaya destruyendo todo lo que conocemos paso a paso, hora a hora, incluso con los husos raros como el venezolano con su media hora en vez de hora entera. Y todo esto sin contar con que la forma en que damos número a los años es totalmente relativa y arbitraria, así pues, mientras que nosotros andamos en el 2009, los colegas budistas están en el 2552 (y su cambio de año está entre el 3 de febrero y el 18 de ese mes, o incluso el 2 de abril, que cada quien baila con su propio pañuelo), para los chinos estamos en el 4706 y hasta febrero no toca el cambio de año (que al ser lunar, no siempre cae el mismo día en relación con el gregoriano), el gregoriano que usamos, no podemos olvidarlo, sustituyó hace menos de 500 años (en la mayoría de occidente) al juliano (en Italia, Portugal, parte de Polonia, la España europea y Canarias saltaron, el 4 de octubre de 1582, al 15 de ese mes; Francia, Holanda y otros y otros hicieron el cambio en diciembre; al año siguiente las posesiones de ultramar de España hicieron dicho cambio, contando a Perú), en el calendario judío (hebraico) andamos por el 5769, mientras que para los islamistas andamos por el 1431 (si no me equivoco) y el cambio de año es en Julio, el calendario iraní (o persa) nos dice que andamos en 1388 (siendo su año nuevo en marzo) y en el calendario Inca no sé en qué año andaríamos la verdad, lo que sí recuerdo es que era lunisolar, que tenía 365 días y que los Incas cambiaron el inicio/fin de año a placer, para Viracocha se iniciaba todo el año con la luna nueva de enero, mientras que Pachacútec (quien labró el imperio del Tahuantinsuyo realmente) dijo que nanay, que el solsticio era lo que marcaba el cambio de año, esto es, en diciembre en vez de enero.

¿A qué viene todo lo del calendario si yo quería hablar de las décadas? Ni idea, solo sé que me gusta el tema porque demuestra, por un lado, el relativismo, y por otro, lo absurdo que resulta ver hechos determinados en fechas futuras solo por las mismas (como es el milenarismo de marras). Ahora que lo pienso, el profesor de Teorías de Relaciones Laborales puso los calendarios como ejemplo de datos relativos que tomamos como absolutos… Diablos, me estoy pareciendo en gustos a un sociólogo…

Ahora a lo que todos vienen, a saber «El sentido de la vida, el universo y todo lo demás»:

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¿No me creen? Pregúntenle a Wolfram Alpha o a Google, y verán lo que responden. (Como consejo de fin de año, si me permiten, lean «The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy» -«Guía del autoestopista galáctico» o «Guía del viajero galáctico»- de Douglas Adams, se divertirán.)