«Martha Hildebrandt critica a la prensa por contar escándalos de congresistas», titula El Comercio. Básicamente, la inefable congresista se queja de que la prensa airee toda la basura de los congresistas y apunta a una conspiración (tal vez de los narcotraficantes, ¿como aquella congresista tal vez?) que desea demoler el «Estado» y el «aparato público». Ahí es nada. Y lo dice una fujimorista, que ellos de usar los medios como arma (con dinero del Estado si se puede) y de demoler el Parlamento (con los tanques lo hicieron, y luego el resto es historia) saben mucho. No lo vamos a negar.