Increíble la que está montando la campaña (copia de una inglesa) de la Unión de Ateos y Librepensadores con el tema de la publicidad en los autobuses urbanos de Barcelona y otras ciudades más, en la que reza «Probablemente Dios no existe / Deja de preocuparte y disfruta la vida». Ante la rabia furibunda que han sentido varios colectivos religiosos, la reacción lógica es la que han tomaron en Madrid, no sé bien quiénes son los promotores, pero ya circula un autobús con publicidad que afirma que Dios sí existe y que hay que vivir en su fe. Ante publicidad, contrapublicidad, y listo.
Lo increíble son los colectivos que afirman que el proselitismo ateo es contrario al artículo 3 de la Ley General de Publicidad, el artículo 525 del Código Penal y de la propia Constitución. Consideran desde la asociación OADIR (Observatorio Antidifamación Religiosa, asociación fundada en el 2007 para defender a los católicos de las injurias y demás, según cuentan en su Web) que ese lema es un ataque contra los sentimientos religiosos en general, y los católicos en particular (habría que recordar que el lema es el mismo que en Inglaterra, y ahí los católicos están lejos de ser mayoría, así que es difícil que el lema se haya escrito pensando en los seguidores del Papa).
Esta asociación afirma que la publicidad, al negar a Dios (que no lo niega, lo pone en cuestión y le quita importancia) resulta un «atentado contra el Honor» de los creyentes. ¿Por qué? Afirman que el lema no tiene que ver con el debate de si Dios existe o no, sino que plantea a Dios como un hecho negativo del que hay que huir (en este momento creo que ellos y yo estamos leyendo un lema distinto), además de que «transmiten así una imagen falsade Dios que nada tiene que ver con la realidad», cabe recordar que los ateos no creen en Dios, así que Dios no tiene una imagen real, esta crítica es demasiado teísta como para ser respondida con un argumento razonado.
Luego los de dicha asociación se van por las ramas, acusan a la asociación atea de cosas indecibles y sueltan bombas en plan «tal vez no ellos» pero sí otros bajo los argumentos de los ateos puedan atacar a los religiosos físicamente, y recuerdan que a ellos los han amenazado de muerte, a esto se puede responder con la misma demagogia (y recordando que partes importantes de la Iglesia están con partidos filofascistas que hacen «cazas» de homosexuales, rojos e inmigrantes) o preguntándonos qué rayos tiene que ver ESA publicidad, que es la que ellos dicen ilegales, con las amenazas de muerte que ellos reciben.
¿Por qué digo todo esto?
En España no son raras las campañas publicitarias de las distintas religiones, sobre todo de la Católica, Apostólica y Romana, hace poco en la televisión una bastante amplia recordando su labor social y la importancia de la fe en todo ello, y bueno, que se gasten el dinero como bien les plazca, pero es innegable que «lo religioso» está constantemente presente y la publicidad es parte de ese lugar.
También tienen presencia en los medios de comunicación, no solo con sus propios medios (y otra vez la Iglesia Católica es la que se lleva la palma en cuanto a medios propios, en todos los ámbitos y formatos tiene un medio), sino en los públicos (en La 2, todas tienen su espacio, siendo el más amplio el que disfruta la Iglesia Católica, estos están distribuidos por número de fieles, y la Iglesia Católica lo aprovecha para retransmitir la misa de los domingos).
¿Y ahora resulta que los ateos no pueden hacer publicidad? Ya sería el colmo de los colmos, y nos llevaría al absurdo de que solo pueden hablar de dios los que creen en él, no olvidemos que la Ley Orgánica de Libertad Religiosa protege tanto a los creyentes como a los que no creen en Dios alguno, así que toda opinión favorable o contraria a Dios debe contar con la misma protección y el mismo espacio público, o mejor dicho, ya que estamos en una democracia formal, deben tener las mismas posibilidades de acceso según su propio grupo demográfico, y si es publicidad, hablamos de que aparecen en los medios (esta vez los autobuses) porque lo pagan.
Sobre la legalidad de este evento, recomiendo a todos los fanáticos religiosos que se ofenden cuando les cuestionan sus creencias (¿de verdad alguien considera un atentado «contra su honor» el que le planteen la posibilidad de que Dios no existe? ¿Cómo se puede debatir con alguien tan susceptible?) el siguiente artículo de Óscar Celador Angón, profesor de Derecho Eclesiástico del Estado: «¿Tienen creencias los autobuses?«. Rescato un fragmento para acabar esta entrada:
«Es erróneo plantear la campaña de publicidad de las asociaciones de ateos como una afrenta a los grupos religiosos, ya que el objeto de esta iniciativa es la mera difusión de unas creencias y convicciones amparadas por la ley. De ahí que sea sorprendente que las principales críticas a esta iniciativa provengan de los grupos religiosos, pues, con sus ataques, socavan la propia legitimidad para transmitir unas ideas que, por definición, no son contrastables.»
Amen!
Dicho sea de paso, considero mas interesante el cuestionamiento que se hace con respecto a que al hacer publicidad, se esta actuando justamente como una religion.
Salud
Jajaja, ¿En el sentido del proselitismo? A fin de cuentas todas las líneas de pensamiento o de falta del mismo hacen publicidad de sus ideas :P.
De todas maneras, poco «contundente» es el mensaje, ni siquiera es un «Dios no existe y debería ser ilegal decir lo contrario» ni mucho menos, jajaja.
Hasta luego ;)