Y las frases hechas mienten tanto como las improvisadas. Estamos en el mundo de lo visual, de lo multimedia incluso, donde las palabras han cedido todo su terreno a las imágenes, los sonidos, y próximamente, en sus cines favoritos, a los olores. Y para ello se han (nos hemos) escudado en una gran mentira: Una imagen vale más que mil palabras. Lo podemos repetir cuantas veces creamos conveniente, mejor si es antes de dar paso a una serie de imágenes que «hablarán por sí solas», pero no porque usemos un latiguillo mal construido significa que decimos algo cierto.