Un vicepresidente que apoya el terrorismo de Estado

Ni el gobierno en términos generales, pero hablemos de Luis Alejandro Giampietri Rojas, vicepresidente del gobierno del Perú y otrora contralamirante de la marina con causas pendientes por violaciones de derechos humanos (de las que se «salvó» por una «prescripción» hecha contra la CIDH): Luis Giampietri sigue justificando el terrorismo de Estado, y en ese línea debemos entender sus repetidas y constantes críticas a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Para Giampietri la CIDH suele fallar «contra los intereses del país» y «premiando a terroristas con indemnizaciones». El ex jefe de la Marina de Guerra del Perú continúa sus fuertes críticas contra la CIDH al asegurar: «Nunca nos han favorecido sus sentencias de terrorismo. No creo que sea conveniente que las aceptemos. En consecuencia, propongo, a título personal, hacer un retiro parcial en el tema que juzga los casos de terrorismo».

La receta para que un tribunal falle a tu favor, siendo tú el acusado, en casos de derechos humanos es no haberlos lesionado. Así de sencillo. Los casos vistos por la CIDH han sido bastante claros en favor de quienes denunciaron al Estado. En ese sentido, Diego García Sayán, actual vicepresidente de la CIDH, tiene razón cuando recuerda que en el Perú se cometieron violaciones y que en ese sentido son las sentencias de la CIDH.

Las declaraciones de Giampietri son más graves si vemos el contexto en que se desarrollan: Se exhuman los cuerpos enterrados en una fosa común en Putis (Ayacucho). Cuerpos de personas ajusticiadas por el ejército peruano a los que no se les puede llamar, en ningún caso, «terroristas», y aunque lo fueran, no se puede aceptar el ajusticiamiento. Es normal que familias como las perjudicadas en Putis pidan responsabilidades al Estado, y ganen en la CIDH, en tanto que la violación de los derechos humanos es clara y manifiesta.

Pero para Giampietri el terrorista y cualquier persona que «parezca» terrorista (aunque tuviera un mes de vida) puede ser asesinado por el ejército, y eso está bien, mientras que lo condenable es que venga un tribunal de justicia internacional para recordar al Estado sus obligaciones para con los derechos de las personas.

Más y mejor sobre la Corte y el gobierno en Desde el Tercer Piso.

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