El Paro Nacional es justo y necesario

La Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) convoca un paro nacional para el próximo 9 de julio. Según el secretario general del sindicato:

«[E]ntre las principales exigencias de la medida de fuerza destacan el cambio de la política económica, lucha contra el alza del costo de vida, aumento general de sueldos, salarios y pensiones, el cese de la represión y violencia contra los trabajadores, el cese de las privatizaciones, defensa irrestricta de los recursos naturales, atención a la agenda agraria, atención a la seguridad social, solución a los problemas de los trabajadores auto-empleados.»

A la par que anunción la instalación del Comité Nacional del Paro Nacional (un poco redundante el nombre) que pretende estructurar el paro convocado a la par que organizar comités regionales y provinciales para promover la participación en el paro.

Desde el gobierno, una vez abandonada la táctica de los mensajes a la nación para criticar los paros de la CGTP, han decidido minusvalorar a la formación sindical (cierto es que no pasan por su mejor momento, y que la convocatoria que hoy por hoy tienen no es la de los ochenta), y acusarla, por enésima vez, de tener «fines políticos» (en este sentido, enlazaré un artículo de hace un tiempo sobre los fines políticos de los sindicatos: Errores de apreciación: EL Comercio y la CGTP), desde la CGTP responden que esta marcha es similar a la del 2004 en la cual Alan García participó, incluso llevando una pancarta (pero ya sabemos que el APRA es distinto cuando tiene el poder que cuando es oposición).

El gobierno, está claro, no desea que el Paro exista, por más que ya avisan que no tendrá seguimiento, el simple hecho que se hable de ciertos temas o que se realicen ruedas de prensa anunciando el paro les disgusta, en tanto que recuerdan hechos o situaciones que están minando la ya de por sí baja aceptación del presidente de la república, Alan García Pérez. Por ello es que el viceministro de trabajo, Jorge Villasante, califica de «innecesario» el paro nacional.

¿Cuándo un gobierno ve necesario que se vaya al Paro contra sí mismo?

He de reconocer que con las declaraciones del viceministro he sonreído. Eso de «nosotros no vemos que existan motivos para ir a un paro» me ha llegado al alma. Justamente se va al paro nacional porque las políticas del gobierno van por un lado distinto a las deseadas por la central sindical, porque el gobierno no escucha sus (nuestros) reclamos, porque para el gobierno el enemigo son los trabajadores y campesinos (todos recordamos los artículos y declaraciones del presidente de la nación). Para este gobierno, el mundo es color rosa, es normal que no vean necesidad del paro.

El viceministro recuerda que antes de convocar el paro las cosas se deben plantear en el Consejo Nacional de Trabajo (CNT), pero se olvida de que su gobierno desprecia esta instancia y que los paros no sólo sirven como última medida ante los oídos cerrados del gobierno, sino como punto previo, para demostrar que una reivindicación concreta planteada en el CNT ya tiene un respaldo popular fuerte (en este sentido, si la convocatoria no tiene éxito, el gobierno se vuelve más fuerte en el CNT, así que es una convocatoria con doble filo).

También sabemos que si la CGTP plantea un paro nacional, además de para reafirmarse como sindicato nacional e interlocutor de los trabajadores (si el paro sale bien), es porque la central ha agotado la vía del «diálogo», y sobre el CNT tiene poco peso en un gobierno que inició la duplicación de ámbitos de diálogo y trabajo con el Pacto Social de marras.

Los paros son medidas de presión, distintos o paralelos a las negociaciones. Por cierto, una de las cosas que se pedirá en el paro es que el gobierno cumpla sus promesas electorales con respecto al ámbito laboral. Si el gobierno estuviese cumpliendo su programa, estos paros no serían tan necesarios.

El paro nacional es justo y necesario. Queda por ver cómo lo lleva a cabo la CGTP, mejor dicho, el recién instaurado CNPN, y si la convocatoria es seguida y en qué medida. Tampoco hay que olvidar el proceso de criminalización de la protesta por parte de este gobierno.