Modchips y la no-penalidad de su instalación

La palabra mágica es «en exclusiva». Ya desde hace un buen tiempo se sostiene que si un «modchip» permite «algo más» que el vulnerar la protección anticopia de los juegos originales ya no podemos considerarlo dentro del tipo penal del Artículo 270.3 del Código Penal (y el Juzgado de Instrucción Nº 2 de Aranjuez se ha subido al carro de esta interpretación, de lo cual me alegro). Así pues, mientras el chip para la videoconsola también permita la ejecución de juegos originales de otras zonas (como pasa con los vídeos, sea dicho, un problema que íbamos a dejar de tener con el HD-DVD y que gracias a la victoria del Blu-Ray seguiremos teniendo) su instalación no puede ser considerada, por sí misma, como delictiva (habría que aportar «más» para cubrir una conducta tipificada, como que el propio taller de instalación de modchip venda juegos piratas que funcionen gracias a ese modchip).

En el Fundamento Juridico Primero del auto de sobreseimiento provisional citado, párrafos cuarto y quinto, el juez instructor lo deja más que claro:

Los chips que se instalan o se pueden instalar en las videoconsolas no están destinados en exclusiva a desprotegerlas para utilizar juegos no originales. Sino también para permitir la ejecución de juegos originales de otros países y para utilizar copias de seguridad de los juegos originales, tareas todas ellas absolutamente lícitas.

Por tanto no se cumple, tal y como exige la ley, el requisito de la “exclusiva” o “específica destinación” a la supresión o neutralización de dispositivos de protección de las consolas, ya que, además de para desprotegerlas, sirven para utilizar juegos originales de otros países, cuyo sistema televisivo es diferente al español.

Claro que la situación no es pacífica ni mucho menos (aunque sí recuerdo ya hace años otras sentencias o autos absolutorios en Barcelona y Madrid en favor de tiendas que instalaban estos modchip o directamente vendían las videoconsolas con el chip ya operativo), y hace no mucho se intervino en cinco locales y un domicilio y se requisó 47 consolas «modificadas» y 33 chips (¿se ha procesado a los «autores»? ¿se les soltó al día siguiente y sobreseyó el caso y no salió en las noticias? No tengo ni idea de qué pasó con ellos), hecho que recibió todo tipo de aplausos por la Federación para la Protección de la Propiedad Intelectual de la Obra Audiovisual (FAP), que aprovechó para indicar lo negativos que eran esos sistemas para el DRM instalado en los juegos y videoconsolas (esto es, para la limitación de su uso por parte de los productores). En aquella ocasión «M@x» me recordó justamente el elemento «específico» de los chips para que estos sean vulneratorios de la propiedad intelectual.

No me cabe mucha duda de que esos negocios (el de instalación de modchips) vive más gracias a las copias de los juegos que de la gente que ejecuta los originales de otras zonas (Japón y Estados Unidos fundamentalmente), y esa «coartada perfecta» (por llamarlo de alguna forma) se la ha dado la propia productora de las videoconsolas, esto es, si Nintendo, Sony, Microsoft o quien toque no desean que exista esa excusa, la tienen bien fácil, eliminando el sistema de zonas (a fin de cuentas, un chip permite que un juego de Japón se ejecute en una televisión española sin problemas, así que la propia productora de la videoconsola puede incorporar el sistema de compatibilidad en la propia consola sin grandes dificultades y sin que suba mucho el precio -los modchip son realmente baratos-).

Es curioso cómo sus deseos de fragmentar ese mercado global que a su vez exigen (porque lo piden todo) sea un «problema» cuando llegamos a quienes saltan las barreras de una fragmentación irreal (hoy más que ayer). Y encima intentan utilizar el derecho penal para contrarrestar su propio error. Y así les va en esos juicios luego.

Excurso: Y si en las consolas y reproductores de sobremesa lo de las zonas o regiones no tiene sentido (como HD-DVD demostró), en las computadoras es cosa de locos. No entiendo cómo es posible que alguien siquiera intente justificar una traba únicamente impuesta por el software, que nada tiene que ver con los sistemas de televisión que sí eran limitativos (y pongo eran porque hasta en los DVD existen lectores de sobremesa multirregión). La industria audiovisual se llena la boca de globalización (para deslocalizar una fábrica, para exigir la entrada a sus películas en un país determinado y para pedir poder vender su videoconsola en otro país, pero a la vez ponen barreras en los mercados que intentan abrir y limitan que un español pueda disfrutar de una película sobre un Blu-Ray o un DVD comprado en Argentina, ya que pertenecen a regiones distintas para estos discos, aunque la televisión siga el mismo sistema, esto es: PAL).

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