«Abbas promulga una nueva ley electoral que veta ‘de facto’ a los candidatos de Hamás» titula El País a la noticia del día en tierras palestinas (porque ya los asesinatos -perdón perdón, los daños colaterales en la lucha global contra los malos- en Gaza no son tan noticia). Básicamente la ley crea unos límites ideológicos y de contenido claro a las propuestas electorales que se pueden hacer, mejor dicho, a las formaciones que quieran presentarse a las elecciones. Así pues, toda organización que quiera estar en las elecciones debe aceptar la «Carta de la Organización para la Liberación de Palestina» y aceptar los acuerdos firmados con Israel, ambas cosas rechazadas por Hamás.
Estas leyes con nombre propio pervierten, por completo, el sentido de unas elecciones. Está claro que toda organización que entra por medio del sistema a formar parte de las instituciones debe respetar todas las formalidades y demás para producir los cambios que desea, pero no se puede poner trabas al alcance de dichos cambios (es un poco como la eterna discución sobre las constituciones rígidas y las flexibles, y hasta qué punto son negativos los puntos «incambiables», por más que muchos cambios nos resulten, de plano, intolerables, quitar de partida la posibilidad de discución no es más que una cacicada que genera reacción).
Además, se ha impuesto, con esta nueva ley, una proporcionalidad integral, con lo cual, arrebatarán Gaza «sí o sí» a Hamás. De todas formas, ¿qué se puede esperar del gobierno de emergencia de Palestina, creado sobre la base de la expulsión de Hamás del gobierno en una «pequeña guerra civil»? Y todo por no reconocer el triunfo electoral de Hamás en el 2006. Palestina, mal que bien, tiene un gobierno que no han elegido (salvo en Gaza, aún bajo control de Hamás), y dicho gobierno pretende perpetuarse quitando la posibilidad a su único opositor real (lástima que no haya verdadera alternativa por esas tierras) llegue al poder. Así pues, esto es parte de una ofensiva perversa por cambiar las reglas de juego para que gane el que ahora gobierna. Así cualquiera.
Que sí que sí, digan lo que quieran de Hamás, no son Angelitos de la Caridad, tachados como organización terrorista por la Unión Europea y por Estados Unidos (pero los Kurdos, hasta hace poco, también lo eran, y ahora son de los buenos), pero en sus inicios ayudados por el propio estado de Israel en tanto que actuaban contra Fatah (que ahora son los buenos, antes eran los malos) y el FPLP, pero tampoco son peores que los que gobiernan EUA, muchos países europeos, Israel, entre otras organizaciones o países realmente criminales.