Leo con cierto asombro la editorial de El Comercio, en la que se pide a la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), poco más, que desaparezca. No así, claro, pero es el fondo del asunto. Desaparecer o bajarse los pantalones, como se prefiera decir o entender. Ahora va a resultar que denunciar que en Perú las menguantes normas laborales no se cumplen es muestra de indolencia, va a resultar que es muestra de intolerancia no hablar con un gobierno que a primeras de cambio te insulta (hasta han pedido perdón y todo, disculpas aceptadas por la CGTP) y que someter a votación una decisión como participar en la pantomima del gobierno (Pacto Social le llaman) es un problema. Nos ha fastidiado mayo con las flores.