Ollanta se defiende. Dice que ese párrafo que tanto miedo da a los medios de comunicación no es más que un análisis del pasado, no un manual de “actuación” una vez conquistado el poder y dice que él está del lado de la libertad de Expresión… El problema con Ollanta no es sus tendencias estatalizantes (como mucha gente afirma, esa gente los votantes de la Derecha, claro), sino su autoritarismo y que se ha autoerigido el intérprete del espíritu y opinión de la Nación, esa nación que está por encima de todo y que habla a través suyo. ¿Les suena este caudillismo? Detesto el uso de las naciones que tanto se hace, detesto que el “hecho nacional” esté por encima de las necesidades individuales y sociales, donde el autoritarismo y el “si no haces lo que digo eres un enemigo” se vuelve el principal problema de una candidatura que no aceptará gente que opine en contra de él (y “su” Nación ¿una grande y libre?).
El problema es que él concibe a los habitantes de un Estado como su particular tropa, en que toda insurrección (no pensar/actuar como el Líder) debe ser castigada, porque los traidores son el Enemigo, y el enemigo es el extranjero (¿Cómo pueden decirse de Izquierda si ni siquiera creen que todos somos iguales? Cuando se diferencia nacional y extranjero se discrimina a la gente por su origen ¿eso no es xenofobia? ¿eso es igualitarista? ¿eso es ser de izquierdas? Una caca de pájaro).
No importa cómo se intenten controlar los medios (expropiaciones, compras de los medios, control de acceso directo a quien puede y quien no ser dueño, sobornos al dueño, etc.), ni quien los controla (el jefe de gobierno, un multimillonario, sea nacional o extranjero), lo que debe importar es que los medios no estén controlados (haya pluralidad de agentes), un sistema (sea privado o público) en que todos los medios (o todos “los que importan”) pertenece al mismo sujeto es un medio sin unas verdaderas libertades de Expresión e Información (¿Qué tan libre es Italia en este sentido?). No es, por tanto, el Humala estatalizador el que debe asustarnos, sino el Humala Controlador, caudillo del Perú, intérprete último (¿y único?) de lo que se debe hacer por el bien de una Nación que él se ha encargado de crear y desea dirigir. Da igual si para esto usará el Estado o la Empresa Privada, lo que importa son los efectos últimos de su actuación.
No quiero que nadie tenga el poder de decidir qué debemos oír y qué debemos decir (ex ante). Por ningún motivo.
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