Referendo aprobado en Gibraltar

Veinte mil gibraltareños estaban llamados a las urnas para votar una nueva constitución que remplazará a la actual de 1969. Los pobladores del peñón representan el ejemplo más claro de colonianismo decimonónico aún existente en la propia y boyante europa y hoy decidían, según los promotores del SÍ, tener un poco más de autonomía frente al Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte (la metrópolis), en palabras de Peter Caruana, Ministro Principal de Gibraltar, su pueblo "no busca ni opta a la independencia, sino a la autodeterminación" (fuente: El Mundo).

Desde el Reino Unido se afirma que esto supone un poco más de autonomía pero que no afecta al status actual del peñón, y que para que se independicen, en todo caso, necesitarían los gibraltareños el consentimiento español.

Este mayor autogobierno se manifiesta en que, aún bajo la soberanía del Reino Unido, el Peñón adquiriría la mayoría de competencias, un sistema judicial "más" independiente del británico y en el que la metrópolis sólo llevaría las Relaciones Internacionales, la Seguridad Interna y Defensa, así como algunos aspectos de servicios públicos en concreto. Por otro lado, las leyes aprobadas en el Parlamento de Gibraltar (hasta ahora llamado Asamblea Legislativa) no podrán ser paralizadas ni por el gobernador (figura que representa la soberanía británica sobre la colonia) ni por los ministros británicos salvo unas excepciones.

Eso sí, el líder gibraltareño, Peter Caruana, recuerda que este nuevo texto no toca la soberanía británica ni afecta "a aquellos supuestos derechos que reclama a España". Para el Ministro Principal, con esta nueca constitución se acaba con el colonialismo, aunque José Pons, Director General para Europa de la Comisión de Descolonización de Naciones Unidas, señaló que este nuevo texto es "irrelevante a los efectos de la descolonización", ya que sólo supone "una mejora de la gobernabilidad".

Todo esto a los gibraltareños no les ha importado demasiado, sólo el 60.4% de los mismos han ido a votar, esto es, unas trece mil personas se acercaron a las urnas para decidir el futuro, al menos inmediato, de la colonia británica enclavada en la península Ibérica. Eso sí, el 60.2% de los votantes se ha decantado por el SÍ, así pues, una victoria para el nuevo texto constitucional del peñón. Esto significa que sólo el 36 % de los gibraltareños apoya de forma fehaciente el nuevo texto constitucional. Del 40% no conocemos su opinión sobre el tema.

Este tipo de textos, por su importancia y demás, no debieran ser aprobados por "mayoría simple", debiera ponerse una cuota mínima bastante elevada de votantes para poder considerar que el resultado es válido, no es posible que con un 36% de síes una nueva constitución se apruebe. Es cierto que entusiasmar a la gente para que vote es difícil, sobre todo cuando el resultado final es bastante seguro, ello no quita para que se deba mejorar en la participación, y no dormirse en los laureles esperando que tu postura la sostengan cuatro patos y el resto que no vaya a votar.

En el último referendo celebrado en el Peñón, por el cual los gibraltareños rechazaron de forma más que contundente la soberanía conjunta de España y Reino Unido sobre esos 5.5 Kilómetros cuadrados que forman Gibraltar, votaron el 88% de los llamados a las urnas, de los cuales más dek 95% votaron que no querían esa soberanía conjunto para nada. Eso es un referendo en todo el sentido de la palabra.

Desde España se ha restado importancia al Referendo, recordando que para el proceso de descolonización ellos deben participar y que este nuevo texto, en ese sentido, no tiene valor jurídico (no cambia la situación internacional del peñón, calificada como Colonia).

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