Desde que existe la prensa rosa (o las secciones rosas) se da una fuerte coalición (y constante) entre la intimidad y el derecho de información (que no de libertad de expresión, son derechos distintos). Obvio que este enfrentamiento entre derechos siempre ha existido, cuando lo público y lo privado se mezclan en los medios de comunicación, pero digamos que la prensa rosa ha exagerado la confrontación entre los derechos, sobre todo porque ha elevado a la categoría de «información» lo que todos llamaríamos únicamente «acoso».