Salamanca es una ciudad curiosa, donde su realidad demográfica no se corresponde , para nada, con el censo electoral, es lo que tiene vivir diez meses al año llena de una juventud empadronada en las respectivas casas de sus padres, a unos cuantos kilómetros, sino miles, de la capital charra. Puede ser una de las ciudades de España que en proporción tienen más población «de fuera», joven y no empadronada, no solo por la cantidad absoluta (seguramente menor que Madrid o Barcelona), sino por ser una ciudad pequeña (tan solo 155.740 habitantes según el padrón).