Y Lambayeque toma la delantera en el impulso y uso del Software Libre (SL) en las administraciones públicas. Aunque ya el segundo párrafo del artículo encontramos un error de bulto (el SL no se basa en la «gratuidad» de los programas de computadora, si no en la obtención, junto con el programa, de las cuatro libertades básicas con respecto al software), sí es interesante que, además de la típica «saldrá más barato» se hable claro y fuerte de la solidaridad en el SL, de la interoperabilidad, de la adaptación simple y sencilla a las necesidades específicas que se tengan y de la independencia tecnológica a empresas trasnacionales que sólo proveen los programas «empaquetados y cerrados», y todo ello con vistas a reducir la tan cacareada «brecha social y tecnológica».